martes, 15 de enero de 2019

A 2 días

A dos dias


Tercer día en la escuela: Leader dogs for the blind. Ya va quedando menos para conocer a nuestros peludos y los nervios se empiezan a notar más de lo habitual, y es que en cuanto escuchamos un perro por las instalaciones todos nos alborotamos pensando que puede ser el nuestro. Pero, no, aún no sabemos ni cómo será, ni cómo se llama, ni nada de nada, sin embargo: ya queda menos  para que el gran día llegue, y es que quedan dos días, para hacer las presentaciones.


Hoy hemos empezado a hacer rutas por el exterior del edificio. Las rutas las hemos realizado por separado, cada uno de los estudiantes con intérprete y su instructor. Hoy ya hemos estrenado arnés y correa, sin embargo nuestro perro no era otro que nuestro instructor convertido en Juno, un perro imaginario, que nos va muy bien, sobre todo al instructor, para saber nuestro ritmo. Hemos practicado algunas de las órdenes principales: Forward, straight, left, right, steady, etc... 

Después de recorrer el pavimento externo de las instalaciones de la escuela, bajo  una temperatura bastante fresquita: -11 graditos. Hemos ido a comer y es que aquí a las doce y media estamos llenando el buche.  

Cabe decir que ya no nos sentamos todos los que vinimos juntos, y es que al haber dividido el grupo de 6 personas en tres y tres, cada uno se sienta en el comedor con su intérprete y su instructor. Más que nada, porque durante la comida también se habla de lo que hemos hecho, preguntamos dudas y vemos qué haremos durante el resto de día. 

Después de comer sobre la una y media nos hemos puesto todos en fila, cerca de nuestras habitaciones, para salir por una puerta que da a la calle. Allí de uno en uno, siguiendo las instrucciones que nos indicaban, hemos ido saliendo y subiéndonos en un mini autocar. Cuando estábamos todos en el vehículo, en menos de diez minutos hemos llegado al destino. El destino era llegar a otras instalaciones que tienen en el centro del pueblo: Rochester Hills. Nos han enseñado, gracias a voluntarios, a orientarnos y saber qué tenía la sala, básicamente mesas y sillas para esperar mientras los compañeros hacen ruta por el exterior. Lo he notado cambiado, aunque sigue teniendo forma de L, mesas y sillas, pero han añadido una parte de asientos como de avión, además de una plataforma para poder peinar a tu perro mientras estás esperando, y así generar más vínculo. 
   
Antes de salir a la calle, Kevin nos ha explicado un par de cosas importantes y después ha preguntado quién quería ser el primero, y yo sin dudarlo he contestado, tenía ganas de volver a recorrer aquellas calles, aunque no recordaba: ni nombres, ni calles, ni orientación, pero todo es cuestión de lanzarse. Una vez más quien nos guiaba era el famoso Juno, encabezado por Kevin, quien intentaba ponernos a prueba. Su manera de enseñar me gusta, porque no se limita a explicarnos y ya está, sino que te hace pensar y te pregunta el porqué y si no lo sabe te explica el motivo de por qué llegar hasta el bordillo, de por qué avanzar el pie derecho, entre una serie de porqués que van muy bien ir resolviendo. Además me ha comentado que han variado diversas cosas de cuando yo estuve, y es que ahora el refuerzo positivo se utiliza mucho mas y hay que ir dándole premios, sobre todo de una manera en concreto, para que no le afecte a su trabajo y no modifiquen su postura, es decir que reciban premios sin que se tengan que mover, para no alterar el movimiento, ni la orientación. 

Más tarde, los renovadores hemos ido a una charla con dos voluntarias, una que fue instructora y otra que fue usuaria y psicóloga, junto con otros estudiantes americanos, para saber cóomo hacer la transición entre un perro guía que ya no está, o está jubilado, y el perro nuevo. Ha sido interesante intercambiar experiencias, aunque básicamente a mí me interesaba absorver consejos, para saber cómo actuar con el nuevo peludo y Kenzie. Me han dicho que la presentación siempre tiene que ser fuera de casa, creo que eso ya lo había escuchado alguna vez, pero de todas maneras el instructor ya nos dirá con más detalle cómo proceder ante las diferentes situaciones, y es que ahora, si cabe, es mucho más personalizado.    

Después ha llegado el momento de la cena, y no eran ni las seis de la tarde, pero aquí llevan otro ritmo. Después de comer, siempre hacemos un poco de sobremesa como buenos españoles que somos, las tradiciones hay que cumplirlas. Y un poquito más tarde nos hemos reunido unos cuantos, con las intérpretes, en la sala del piano. Estaba cansada, tenía que redactar este post y seguro que más cosas, pero no quería desaprovechar la oportunidad de pasar tiempo con los compañeros, quienes han venido con un mismo objetivo y nos une  esta experiencia, en la que la emoción, los nervios, la incertidumbre y un montón de sensaciones se juntan y por eso se vive de una forma tan intensa. 

Y, ahora sí que sí, me despido, porque mañana toca madrugar y necesito reponer fuerzas, para seguir mañana con las rutas y poder estar centrada, corregir y estar atenta a las indicaciones que nos facilite el instructor. Y, mañana, martes, quedará mucho menos para que conozcamos a nuestros peludos. A  dos días estamos para que llegue el gran día. 

1 comentario:

  1. Me encanta como lo cuentas todo. Puedo imaginarlo. Qué emoción.

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