domingo, 17 de noviembre de 2019

Road Trip por California


PINCELADAS DE NUESTRO ROAD TRIP POR LA COSTA OESTE DE EEUU

Un viaje a 10.000 kilómetros de casa. Primer viaje en familia con la peluda de Leia. Nuestro primer Road Trip. 3.000 km. 10 lugares para no olvidar. Una cultura conocida, pero que no deja de sorprender por las gigantescas magnitudes de todo aquello. 

En líneas generales ha sido un viaje emocionante, lleno de aventuras, de sitios que hemos descubierto carreteras, de idiomas conocidos, de reencuentros, y de caminar. Como dice Carlos: “Somos unos viajeros raros, hacemos todo lo que no hacen el resto” y es que callejear, ir a supermercados y sentirnos como si viviéramos en el lugar forma parte de nuestra forma de viajar. Ni mejor, ni peor, porque intentamos alejarnos de las masificaciones, pero a la vez queremos visitar los monumentos más conocidos del sitio tanto hace que seamos viajeros callejeros que vamos por carreteras secundarias hasta llegar al destino.

Empezamos la aventura en Los Ángeles ciudad conocida hasta la saciedad por películas, por Hollywood y por ser la meca del cine. Una ciudad que es casi imposible moverse sin vehículo propio, a pesar de que hay metro, buses y taxis, pero te da mucha más independencia el tener tu propio coche hasta para ir al Mc Donald’s. Sin duda, es una ciudad que no nos impresionó, por mucho que los Oscars, las series y la industria cinematográfica se encargue de hacerlo. Los atascos están a la orden del día, y puedes tardar más de dos horas si te toca estar en hora punta en la carretera, así que no queda otra que paciencia.   A pesar de mis palabras, visitamos como turistas que éramos, el paseo de la fama, leyendo cada nombre que aparecía escrito con su estrellita en el suelo, nos hicimos las pertinentes fotos. Fuimos a varias localizaciones para ver cada vez más de cerca el cartel de las famosas letras de Hollywood, sin embargo yo en ninguna ocasión pude apreciarlas, es lo que tiene no ver. Caminamos y caminamos hasta llegar a una de las zonas más pijas de la ciudad como es Beverly Hills y Rodeo Drive. Visitamos sus playas , como Santa Mónica: paseando por su muelle, viendo las casetas de los vigilantes de la playa y escuchando  el griterío de la gente que estaba subida en el parque de atracciones que hay justo ahí.  No nos podemos quejar del tiempo, para nosotros veraniego, que tuvimos.  

Carlos mirando las letras de Hollywood

Después de 4 noches por Los Ángeles fuimos a Morro Bay  pasando primero por  Santa Barbara y por un pueblo danés como Solvang: un pueblo que llama la atención por sus casitas, por su cultura y por todo lo relacionado con Dinamarca en California. El calor apretaba tanto en algunas horas del día que era complicado caminar por las aceras, no tan solo por nosotros, si no porque la peluda de Leia lo pasaba francamente mal, así que era el momento de refugiarnos en alguna cafetería o intentar buscar sombras, para solventar ese calor asfixiante.

Pili y Leia en Solvang


De Morro Bay  cogimos carretera hasta Monterey por la famosa carretera del Big Sur, una carretera que va por la costa, viendo el mar y pasando por acantilados.  

De Monterey pasamos por Carmel by the sea:  un pueblo costero, en el que el actor Clint Eastwook había sido alcalde hace años, pero de quien no vimos ni rastro, pero donde la peluda se pudo dar un remojón en la costa del pacífico, su primer baño por ahí.  

Y llegamos a otra ciudad que, aunque no hubiéramos estado nunca, era como sí  hubiéramos estado antes, y para más pistas: tiene un puente rojo  que se ve desde todas partes, cuestas impresionantes, tranvías, una cárcel en desuso  de la que han hecho películas y uno de los barrios chinos más grandes fuera de China.  Supongo que habéis averiguado que es San Francisco.  Esta urbe nos gustó mucho más que Los Ángeles, primero por la buena ubicación del hotel que nos permitía ir caminando a casi todas partes, porque nos dio la sensación de ser más segura, porque el ambiente era diferente, y es que a pesar del cambio de temperatura considerable, en el que el frío era notable, nada que una buena chaqueta lo pudiera solucionar, o si no en cuanto te ponías a subir una de las cuestas, y ya no digo si es la de la calle Lombart Street, entrabas en calor enseguida. Además me pareció una ciudad moderna, cosmopolita y pet friendly, porque tuvimos la oportunidad de soltar a Leia en un parque, con perros y dueños muy educados, y en una playa que solamente había perros valientes bañándose en aguas heladas.

Leia y al fondo el Golden Gate


Después de visitar la ciudad de San Francisco, abandonamos la tecnología, la modernidad, y la gran urbe por pueblecitos, pasando por  Sausalito hasta llegar a Mariposa  un pueblo que ya empezaba a parecer del antiguo oeste, y es que había tiendas en las que vendían pistolas, sitios para disparar e incluso vimos a un Sheriff, me dio la sensación que en ese pueblo se conocían todos.  

Para adentrarnos en plena naturaleza se merece un buen madrugón y eso es lo que hicimos al día siguiente visitando: Yosemite, uno de los parques nacionales más populares tanto por turistas extranjeros como del país, ya sea por su extensión, por sus paisajes, por su naturaleza, por sus osos y por sus montañas dignas para escaladores.   

Hicimos parada en Fresno, un lugar que no tuvimos casi oportunidad de visitar, porque era para hacer noche. Esa parada nos sirvió para tener más cerca  Secuaoya park, un parque nacional repleto de secuoyas, árboles gigantescos, imposible de abrazar. Mucho menos masificado que Yosemite, pero que creemos que tiene que ser otro de los imprescindibles, no solamente por las secuoyas impresionantes como General Sherman, sino que pasear por bosques encantados, eligiendo rutas y estando atentos a que no apareciera ningún oso tiene su emoción.

Pili, Carlos y Leia, al fondo el arbol General Sherman


Bakersfield fue nuestra parada para descansar y reponer fuerzas después de caminatas por la naturaleza del parque. Parecía que habíamos abandonado la costa para adentrarnos en el desierto, y eso que habíamos descartado ir hasta Nevada por distancia y por no pasar por desiertos que arden y que sabíamos que leía no lo pasaría bien. Así que, aunque digan que no te puedes ir de la Costa Oeste sin visitar El Valle de la muerte, el Gran Cañón o Las Vegas, lo dejamos para otra ocasión. 

Sin embargo fuimos hasta un pueblo fantasma como Calico, uno de esos pueblos que cuando la época de la fiebre del Oro estaba lleno de vida, pero que con el paso del tiempo se ha quedado como una atracción turística, para que la gente sepa que allí había personas viviendo, con escuela, minas, tiendas, tren y casas, pero por arte de magia no queda ni rastro de aquellas personas que habitaban el lugar.  En Calico pasamos mucho calor y es que estaba cerca del desierto del Mojave.

Abandonamos las montañas y el clima árido para volver a la costa y el pueblo escogido fue San Clemente  un encantador pueblecito costero, con ambiente surfero y pesquero que nos encantó. 

Al día siguiente visitamos  San Diego, una ciudad pequeñita, pero que es necesario moverse en coche a todas partes, pero con unas playas impresionantes, donde los leones marinos volvían a hacer acto de presencia, y donde había una playa solamente para perros, siendo toda la playa para ellos, corriendo a sus anchas.Después de unos cuantos días por ahí tocaba volver al lugar de origen Los Ángeles para rematar el círculo del road trip.

Leia en dog beach


Todos los lugares en los que hemos estado tienen algo en común, si os fijáis en los nombres  veréis que son latinos, y es que hubo muchos españoles que llegaron al oeste de California donde  fundaron misiones, y de ahí radica su nombre, pero a medida que vaya  haciendo post más específicos sobre cada región que hemos visitado, ya os contaré  el origen, porque es muy interesante. De hecho, como otro punto a destacar es la gastronomía, y es que por mucho que penséis que en Estados Unidos lo que más íbamos a comer eran hamburguesas, nada más lejos de la realidad, creo que nunca habíamos comido tantos  manjares mejicanos, riquísimos y preparados por mejicanos, casi como si estuviéramos en Méjico. Y es que estábamos al lado y es normal que  una cultura como la mejicana que estuvo viviendo en esa zona hasta 1868  (California pertenecía a Méjico) y por su cercanía con el país vecino adquiera rasgos del país vecino. Además de la gran cantidad de latino que hemos visto por ahí que han hecho que no existiera barrera.

Un viaje en el que nos hemos parado, pero que hemos disfrutado los tres. Y, a pesar de que este post es un aperitivo, me gustaría ir desgranando qué vimos en cada lugar, para que os hagáis un poquito la idea. Además os puede servir si queréis realizar un viaje similar, porque cada uno tiene el suyo con sus anécdotas y sus vivencias, pero seguro que para anotar sitios  os puede venir bien.  Así que, os voy contando.