PINCELADAS DE NUESTRO ROAD
TRIP POR LA COSTA OESTE DE EEUU
Un viaje a 10.000 kilómetros
de casa. Primer viaje en familia con la peluda de Leia. Nuestro primer Road
Trip. 3.000 km. 10 lugares para no olvidar.
Una cultura conocida, pero que no deja de sorprender por las gigantescas
magnitudes de todo aquello.
En líneas generales ha sido un viaje emocionante, lleno de
aventuras, de sitios que hemos descubierto carreteras, de idiomas conocidos, de
reencuentros, y de caminar. Como dice Carlos: “Somos unos viajeros raros,
hacemos todo lo que no hacen el resto” y es que callejear, ir a supermercados y
sentirnos como si viviéramos en el lugar forma parte de
nuestra forma de viajar. Ni mejor, ni peor, porque intentamos alejarnos de las
masificaciones, pero a la vez queremos visitar los monumentos más conocidos
del sitio tanto hace que seamos viajeros
callejeros que vamos por carreteras secundarias hasta llegar al destino.
Empezamos la aventura en Los Ángeles ciudad
conocida hasta la saciedad por películas, por Hollywood y por ser la meca del
cine. Una ciudad que es casi imposible moverse sin vehículo propio, a pesar de
que hay metro, buses y taxis, pero te da mucha más independencia el tener tu
propio coche hasta para ir al Mc Donald’s. Sin duda, es una ciudad que no nos
impresionó, por mucho que los Oscars, las series y la industria cinematográfica
se encargue de hacerlo. Los atascos están a la orden del día, y puedes tardar más de dos horas si te toca estar en hora punta en la carretera, así que no
queda otra que paciencia. A pesar de mis palabras, visitamos como
turistas que éramos, el paseo de la fama, leyendo cada nombre que aparecía
escrito con su estrellita en el suelo, nos hicimos las pertinentes fotos.
Fuimos a varias localizaciones para ver cada vez más de cerca el cartel de las
famosas letras de Hollywood, sin embargo yo en ninguna ocasión pude
apreciarlas, es lo que tiene no ver. Caminamos y caminamos hasta llegar a
una de las zonas más pijas de la ciudad como es Beverly Hills y Rodeo
Drive. Visitamos sus playas , como Santa Mónica: paseando por su muelle,
viendo las casetas de los vigilantes de la playa y escuchando el griterío
de la gente que estaba subida en el parque de atracciones que hay justo
ahí. No nos podemos quejar del tiempo, para nosotros veraniego, que
tuvimos.
Después de 4 noches por Los Ángeles fuimos a Morro Bay pasando
primero por Santa Barbara y por un pueblo danés como Solvang:
un pueblo que llama la atención por sus casitas, por su cultura y por todo lo
relacionado con Dinamarca en California. El calor apretaba tanto en
algunas horas del día que era complicado caminar por las aceras, no tan solo
por nosotros, si no porque la peluda de Leia lo pasaba francamente mal, así que
era el momento de refugiarnos en alguna cafetería o intentar buscar sombras,
para solventar ese calor asfixiante.
De Morro Bay cogimos carretera hasta Monterey por la famosa carretera del Big Sur, una carretera que va por
la costa, viendo el mar y pasando por acantilados.
De Monterey pasamos por Carmel by the
sea: un pueblo costero, en el que el actor Clint Eastwook había sido
alcalde hace años, pero de quien no vimos ni rastro, pero donde la peluda se
pudo dar un remojón en la costa del pacífico, su primer baño por ahí.
Y llegamos a otra ciudad que, aunque no hubiéramos estado
nunca, era como sí hubiéramos estado antes, y para más pistas: tiene un
puente rojo que se ve desde todas partes, cuestas impresionantes,
tranvías, una cárcel en desuso de la que han hecho películas y uno de los
barrios chinos más grandes fuera de China. Supongo que habéis averiguado
que es San Francisco. Esta urbe nos gustó mucho más que Los
Ángeles, primero por la buena ubicación del hotel que nos permitía ir caminando
a casi todas partes, porque nos dio la sensación de ser más segura, porque el
ambiente era diferente, y es que a pesar del cambio de temperatura
considerable, en el que el frío era notable, nada que una buena chaqueta lo
pudiera solucionar, o si no en cuanto te ponías a subir una de las cuestas, y
ya no digo si es la de la calle Lombart Street, entrabas en calor enseguida.
Además me pareció una ciudad moderna, cosmopolita y pet friendly, porque
tuvimos la oportunidad de soltar a Leia en un parque, con perros y dueños muy
educados, y en una playa que solamente había perros valientes bañándose en
aguas heladas.
Después de visitar la ciudad de San Francisco, abandonamos
la tecnología, la modernidad, y la gran urbe por pueblecitos, pasando por Sausalito
hasta llegar a Mariposa un pueblo que ya empezaba a parecer
del antiguo oeste, y es que había tiendas en las que vendían pistolas, sitios
para disparar e incluso vimos a un Sheriff, me dio la sensación que en ese
pueblo se conocían todos.
Para adentrarnos en plena naturaleza se merece un buen
madrugón y eso es lo que hicimos al día siguiente visitando: Yosemite,
uno de los parques nacionales más populares tanto por turistas extranjeros como
del país, ya sea por su extensión, por sus paisajes, por su naturaleza, por sus
osos y por sus montañas dignas para escaladores.
Hicimos parada en Fresno, un lugar que no
tuvimos casi oportunidad de visitar, porque era para hacer noche. Esa parada
nos sirvió para tener más cerca Secuaoya park, un parque nacional
repleto de secuoyas, árboles gigantescos, imposible de abrazar. Mucho menos
masificado que Yosemite, pero que creemos que tiene que ser otro de los
imprescindibles, no solamente por las secuoyas impresionantes como General
Sherman, sino que pasear por bosques encantados, eligiendo rutas y estando
atentos a que no apareciera ningún oso tiene su emoción.
Bakersfield fue nuestra parada para descansar y
reponer fuerzas después de caminatas por la naturaleza del parque. Parecía
que habíamos abandonado la costa para adentrarnos en el desierto, y eso que
habíamos descartado ir hasta Nevada por distancia y por no pasar por desiertos
que arden y que sabíamos que leía no lo pasaría bien. Así que, aunque digan que
no te puedes ir de la Costa Oeste sin visitar El Valle de la muerte, el
Gran Cañón o Las Vegas, lo dejamos para otra ocasión.
Sin embargo fuimos hasta un pueblo fantasma como Calico,
uno de esos pueblos que cuando la época de la fiebre del Oro estaba lleno de
vida, pero que con el paso del tiempo se ha quedado como una atracción
turística, para que la gente sepa que allí había personas viviendo, con
escuela, minas, tiendas, tren y casas, pero por arte de magia no queda ni
rastro de aquellas personas que habitaban el lugar. En Calico pasamos mucho calor y es que estaba cerca del desierto del Mojave.
Abandonamos las
montañas y el clima árido para volver a la costa y el pueblo escogido fue San Clemente un encantador pueblecito costero, con ambiente surfero y pesquero que nos
encantó.
Al día siguiente visitamos San Diego, una
ciudad pequeñita, pero que es necesario moverse en coche a todas partes, pero
con unas playas impresionantes, donde los leones marinos volvían a hacer acto
de presencia, y donde había una playa solamente para perros, siendo toda la playa
para ellos, corriendo a sus anchas.Después de unos cuantos días por ahí tocaba volver al lugar
de origen Los Ángeles para rematar el círculo del road trip.
Todos los lugares en los que hemos estado tienen algo en
común, si os fijáis en los nombres veréis que son latinos, y es que hubo
muchos españoles que llegaron al oeste de California donde fundaron
misiones, y de ahí radica su nombre, pero a medida que vaya haciendo post más específicos sobre cada región que hemos visitado, ya os contaré el
origen, porque es muy interesante. De hecho, como otro punto a destacar
es la gastronomía, y es que por mucho que penséis que en Estados Unidos
lo que más íbamos a comer eran hamburguesas, nada más lejos de la realidad,
creo que nunca habíamos comido tantos manjares mejicanos, riquísimos y
preparados por mejicanos, casi como si estuviéramos en Méjico. Y es que
estábamos al lado y es normal que una cultura como la mejicana que estuvo
viviendo en esa zona hasta 1868 (California pertenecía a Méjico) y
por su cercanía con el país vecino adquiera rasgos del país vecino. Además de
la gran cantidad de latino que hemos visto por ahí que han hecho que no
existiera barrera.
Un viaje en el que nos hemos parado, pero que hemos
disfrutado los tres. Y, a pesar de que este post es un aperitivo, me gustaría
ir desgranando qué vimos en cada lugar, para que os hagáis un poquito la idea.
Además os puede servir si queréis realizar un viaje similar, porque cada uno
tiene el suyo con sus anécdotas y sus vivencias, pero seguro que para anotar
sitios os puede venir bien. Así que, os voy contando.