domingo, 27 de noviembre de 2016

TRILOGÍA DEL BAZTÁN

TRILOGÍA DEL BAZTÁN de Dolores Redondo


Durante este año me he leído la trilogía del Baztán de Dolores Redondo. Son tres libros que enganchan desde el primero hasta el final. Empezando por la protagonista Amaia Salazar, que quizás es clave para toda la historia. Si no hay un personaje que tenga gancho no hay nada que hacer. En este caso no es solamente Amaya quien atrapa al lector, sino que la historia y, sin duda, el paisaje que forma parte de la historia y se convierte en un protagonista más.



EL GUARDIÁN INVISIBLE


Portada del libro


Es el primer libro de la trilogía, y aunque se publicó en 2013 no había escuchado hablar de él. Hasta que este año 2016 cayó en mis manos y lo devoré, no podía parar de leerlo. Es una novela negra con tintes místicos y naturales.  
Amaia Salazar es una inspectora de homicidios de la policía foral de Navarra. Todo cambia, o más bien empieza, cuando es solicitada a volver a su pueblo natal, Elizondo, debido a una serie de asesinatos. Las víctimas son niñas, y son encontradas en la orilla del río y  de una forma peculiar, como si fueran sometidas a rituales.    
El hecho de acudir a Elizondo para la investigación hace que la protagonista se reencuentre con su familia: la tía Engrasi, y sus dos hermanas: Flora y Rosaura, con ello aparecen conflictos familiares en los que se ve envuelta, sumado a que volver hace que despierten fantasmas del pasado que tenía olvidados, pero que le ocasionan muchos dolores de cabeza. Estas historias familiares pasa casi a un primer plano que paralelamente se conjuga con lo que realmente le ha llevado a Elizondo, unos asesinatos que tendrá que resolver, aunque el escenario, tan familiar para ella, no le ayude a centrarse demasiado.
A todo ello hay que añadir que la escritora completa la novela con tintes místicos de la tradición vasco-navarra, apareciendo un personaje mítico como es el “basajaun”, una criatura ancestral que habita en los frondosos bosques del Valle del Bastán.  Esos elementos mágicos como son las brujas, la Diosa Mari, el basajaun, etc… son elementos que forman parte de las creencias populares de  los habitantes.

No es una novela negra al uso, ya que la protagonista, como he dicho tiene mucha fuerza. Gracias a ella descubrimos Elizondo, sus gentes, su pasado, su familia y las creencias mágicas. Si ella se moja bajo la lluvia helada de Elizondo, el lector también tendrá la sensación de tener frío. Acompañas a Amaia no solamente en una investigación criminalística que parece bastante complicada, sino que ves todo lo que le atormenta, ya que se suman varios elementos, para que no sea una simple investigación: volver a Elizondo remueve a nuestra protagonista.  
Querrás seguir leyendo sin cesar, sin duda, para descubrir quién ha podido cometer esos crueles asesinatos, pero para saber qué fantasmas del pasado le atormentan a Amaia.  
Sé que hay gente que me ha comentado que haya tantos elementos sobrenaturales no les ha terminado de gustar, porque despistan al lector con el tema principal de la investigación. Sin embargo, a mí no me ha desagradado, porque es una novela policiaca diferente a las demás, y te dan un pequeño paréntesis dentro de tanto asesinato y dan pistas para saber quién ha cometido esos asesinatos. De alguna manera u otra te ayuda a descubrir no solamente el paisaje, el escenario, sino que ves que esas creencias aún perduran en la mentalidad de la gente de allí, y descubres porqué actúan de una manera u otra.   

Al terminar el libro me lleve la grata sorpresa que había un segundo libro llamado: “Legado en los huesos” es lo que tiene no haber descubierto el libro en su día, que al tener unos años, ya puedes leerte todos del tirón, sin estar con las ansias de que salga el siguiente.  

Booktrailer de El guardián Invisible: 


LEGADO EN LOS HUESOS

portada legado en los huesos 

En esta segunda novela, Amaia Salazar tiene que investigar unos crímenes relacionados con la violencia de género: aunque ni las víctimas, ni los asesinos se conocen. Además todas las víctimas aparecen con un brazo mutilado postmorte, esos brazos no aparecen en la escena del crimen, simplemente no aparecen. A pesar de que asesinos y víctimas no se conocen, sí que tienen muchos puntos en común. Además, aunque parece que todos los crímenes están resueltos, hay un misterio detrás. Todos los asesinos terminan suicidándose dejando tras de sí una palabra escrita: TARTALO (personaje de la mitología vasca que se representaba con un cíclope gigantesco).

A la vez que está con esas investigaciones también tiene que descubrir quién está profanando tumbas de niños.

Y a todo ello, hay que volver a la familia que sigue haciendo de las suyas. Vuelven los fantasmas del pasado que tanto le atormentan, la relación con sus hermanas y, sobre todo, con su madre. Para mí, personalmente, la madre es una de las protagonistas que más miedo me dan, sí, desde el primer libro, pero realmente da pavor.

Me ha gustado la segunda parte, aunque digan que pierden intensidad respecto a la primera, pero en este caso no es así, porque desvela incógnitas que quedaron en la primera novela, respecto a la vida personal de Amaia, vemos cómo van progresando en su ambiente familiar y cómo la protagonista sigue adelante combinando vida personal y profesional.  

Booktrailer de Legado en los Huesos: 




OFRENDA A LA TORMENTA

Portada del libro Ofrenda a la Tormenta

 
 Ficha técnica de Quelibroleo                                                                                                       
El tercer y último libro de la trilogía llegó en 2014 con “Ofrenda a la Tormenta” aunque, como he dicho, yo me he leído los tres del tirón en este 2016. Esta última entrega, quizás es más novela negra que las demás, porque no aparecen tantos tintes mitológicos como en las demás. Sin embargo, sí que siguen apareciendo, sobre todo las brujas y los rituales. Empieza con la muerte de un bebé, familiares comenta que ha sido el demonio que se lleva a los bebés durmientes, pero la inspectora Salazar, después de un análisis forense sabe que ha sido un asesinato, que ese no es el único que ha habido en el valle, y empieza una investigación trepidante. 
El juez Markina juega un papel muy importante en toda la historia, en esta sabemos más de su vida personal, en las otras no había aparecido casi nada sobre su vida. 
Como siempre Amaia va alternando su vida profesional con su vida personal, que cada vez le cuesta más sobrellevarla con los casos criminales en los que se involucra tanto. 
En esta última novela se cierran muchos fantasmas, se desvelan cómo y por qué empezó todo, incluso casos que aparecen en la primera novela y creíamos a primera vista resueltos.  Una vez más sorprendente, con giros inesperados, con tormentas que te ponen el alma en vilo y que no puedes dejar de leer. 

Booktrailer de Ofrenda a la tormenta: 



Sin duda la trilogía en sí me ha encantado. He tenido la suerte de no tener que esperar a que saliera el siguiente libro, porque ya estaban publicados. Me he leído uno detrás de otro, porque no podía parar de leer. El misterio, la intriga, el terror y, la investigación, se adueñarán de ti, para que no puedas de leer. He descubierto, como trabaja la policía foral de Navarra, en este caso, nuestra protagonista: Amaia Salazar. No solamente nos ha permitido saber cómo trabaja, conocer a sus compañeros, viendo que había rivalidad, porque fuera una mujer la inspectora y callase bocas a los que aún tienen mentes estrechas. Hemos sido testigos de riñas familiares entre hermanas, porque no entendían por qué su hermana se había convertido en policía y se había querido desvincular de su pueblo natal, incluso de ellas, pero todo tiene una explicación. El hecho de que tenga que volver a Elizondo no solamente hará que veamos su relación familiar, y conozcamos a una Amaia más vulnerable aún asustada por los recuerdos del pasado que le atormentan, sino que descubriremos un paisaje fantástico: tanto por sus creencias, su mitología, su gastronomía y sus gentes. 
Sin duda, es una trilogía que recomiendo, me parece muy original que mezcle novela negra con mitología y realidad personal. Si eres de aquellos que te gusta ir al grano, sin detenerse en grandes descripciones, en elementos fantásticos, y solamente dedicarse a la investigación pura y dura, quizás no es una trilogía para ti, pero, si por el contrario te apetece sentir cómo la protagonista, dejarte llevar y sentir está es tu lectura. 

Además, recomiendo que se lea cuanto antes, ya que en marzo del 2017 se estrena “El guardián invisible” en cines. 

domingo, 20 de noviembre de 2016

Sin semáforos para todos

Aún sin semáforos para todos

Casi un año reclamando semáforos sonoros, para poder cruzar con seguridad, de forma autónoma y sin peligro. Sin embargo, parece que anteponen la cantidad presupuestaria para otros menesteres, antes que a la seguridad y al accesibilidad. Ya se sabe siempre ha habido ciudadanos de primera y de segunda. No quiero ser una ciudadana de segunda por tener una discapacidad visual.

A pesar de llevar casi un año reclamando un par de semáforos acústicos, sigo sin ellos y parece que, por las respuestas que he recibido del Ayuntamiento de Barcelona va para largo. Las respuestas no han sido negativas, pero son de ese tipo de respuestas que solamente sirven para dar largas, sin una confirmación, sin una fecha, sin nada en concreto. No pierdo la esperanza, y, a pesar de saber que siguen sin ser sonoros, cada vez que llego a ese paso de peatones, le doy al mando que activa los semáforos acústicos, pensando que quizás de un día para otro, me voy a llevar la grata sorpresa de cruzar con seguridad, sabiendo que estoy cruzando cuando me toca, sin jugármela.

El pasado 7 de febrero realicé la siguiente entrada en el blog semáforos para todos, donde explicaba la importancia de los semáforos sonoros, la accesibilidad para todos en una gran ciudad, pero, sobre todo, la forma de cruzar de forma segura y autónoma, sin esperar a que alguien vaya a cruzar en ese momento por ese mismo cruce y tenga la amabilidad de no ignorarnos y ayudarnos a decirnos si se puede pasar o no.

Después de solicitar los semáforos en varias ocasiones a través de la página web del Ayuntamiento de Barcelona sin resultado alguno. La empresa donde trabajo inició una campaña de recogida de firmas, recogimos más de 1300 firmas y las presenté en el Ayuntamiento de Barcelona, junto con una instancia, donde reclamaba los meses que llevaba solicitando los semáforos accesibles, adjuntando la cantidad de firmas con un escrito y encuadernadas, para que no se perdierá ninguna de las muestras de solidaridad que mis compañeros de trabajo habían dejado en su firma por mí.
A principios de julio presenté la instancia, después realicé el siguiente post: Seguimos reivindicando semáforos, para explicar cómo iba el tema y los trámites que había seguido. Estuve esperando más de tres meses, en ese tiempo se supone que debería haber recibido una respuesta, como no lo hicieron tuve que volver a ir a la Oficina del Ciudadano del ayuntamiento de Barcelona, para que me dijeran qué pasaba con la resolución de la instancia. Tardaron bastante en atendernos, justamente ese día había mucha gente, ya que los trabajadores habían hecho un parón, por huelga, así que estaban a medio gas. Cuando llegó nuestro turno, les enseñé el resguardo de la instancia, nos dejaron solos, porque la chica que nos atendía se fue a investigar. Cuando volvió nos presentó sus disculpas, no solamente por la tardanza, sino porque lo que había descubierto no era nada bueno, todavía no sabían nada de la resolución. Así que nos recomendó,  y así lo hicimos, presentar una instancia de la instancia, para que de una vez por todas se pronunciasen.

En octubre, por fin, llegó la respuesta a través de una carta certificada a casa contestando a la última instancia, diciendo que en breve recibiría respuesta. ¿Para eso escriben? Parece ser que sí, ni unas disculpas, ni nada de nada, simplemente que en breve recibiría noticias. Sí, al cabo de dos semanas, finalmente, llevó otra carta certificada del ayuntamiento, donde contestaban a la primera instancia, sí a la de las firmas. Estaba impaciente por abrirla, aunque me la tuvieron que leer, pero… solamente se dignaban a escribir lo de siempre: “En próximas actuaciones lo llevaremos a cabo”.

No sé si con esa respuesta que dan siempre quieren decir que lo llevarán a cabo cuando ocurra algo. Si la actuación tiene que ser que a alguien que no sabe cuándo cruzar se lo lleven por delante, siendo el tranvía, un coche, una moto o un camión. No sé a qué esperan. Me parece que no pido tanto, simplemente poder cruzar una avenida como es la Diagonal de Barcelona de forma segura, sin tener la angustia de no saber si está verde para mí o no, de no saber si el tranvía tan silencioso como es pasará justo en ese momento, sin saber si al llevar a la acera seré arrollada por un ciclista-(ya que otra cosa que no se entiende es que haya un carril de bicicletas justo cuando has pasado la carretera, el paso de las vías del tranvía y cuando llegas a la acera está ese carril- 

Rebuscando por Internet me encuentro esta noticia que me hace reír (reír por no llorar) 
El 22@ de Barcelona tendrá todos los semáforos sonoros  Justamente los dos semáforos que solicito de la Avenida Diagonal se enmarcan dentro de ese barrio de Barcelona. Esta noticia se publicó en 2008, han pasado más de 8 años y, como podéis ver, no todos los semáforos son sonoros.  Cada vez que lo hago público en alguna red social el Ayuntamiento responde dándome el enlace del formulario, pero… ¿cuántas veces lo tengo que hacer? ¿Cien veces? Creo que si no son cien veces más de 50 veces sí que ha solicitado, ya que no solamente lo he rellenado yo ese formulario, mis amigos, compañeros y familiares también se han volcado en la causa, ya que se preocupan por mí. Además, si las 1300 firmas que presenté no sirvieron, ¿qué más puedo hacer?

Solamente quiero poder cruzar de forma segura, con autonomía y siendo una ciudadana más, no una de segunda clase a la que no le escuchen. Tampoco es tan complicado, todos los semáforos de alrededor: Llacuna, Roc Boronat, sí que son accesibles, pero da la casualidad que, por donde es más peligroso por toda la afluencia de tránsito de vehículos, del tranvía y de ciclistas no lo es. Toda la Avenida Diagonal desde el número 177 que solicito hasta el Diagonal Mar no son sonoros, con el peligro y la inseguridad que conlleva.  

No sé qué más puedo hacer, de momento sigo cruzando cada día, no me queda otro remedio con ayuda o sin ayuda, llego sana y salva al trabajo, tengo que pasar por ahí sí o sí. Sé que este post de poco servirá, después de lo mucho que ya hemos hecho, sin embargo me sirve para desahogarme y reflejar una realidad: triste, pero real. 


domingo, 6 de noviembre de 2016

Relato: Decisiones de la vida

Decisiones duras, que saben a gloria 

Limpió el cuchillo que aún derramaba sangre. Lo puso bajo el grifo de agua fría, y como si el agua se fuera a llevar todo lo que había hecho, dejó que la sangre se fuera por el desagüe poco a poco, sin que el tiempo pasase, solamente el agua. Después lo dejó en la pica, se secó las manos con el delantal de toalla que siempre le acompañaba, y sin un abismo de remordimiento miró el reloj y se sentó en la silla de la cocina. Se sentó enfrente del reloj como si esperase, o más bien como si el tiempo fuera lo único que le fuera a salvar, como si no se diera cuenta de la hora que era, aunque la tuviera delante. Como si tal cosa, se levantó, miró la olla exprés y vió que seguía su proceso, aún faltaba mucho para que estuviera a punto, aún tenía tiempo para descansar. Prefirió quedarse en la cocina, en la misma silla de la que se acababa de levantar, pero a Pepi le entró algo de hambre y cogió unos pistachos, quizás por hambre, por gula, por pasar el tiempo, pero no quitaba ojo al reloj.  A pesar de que el tiempo había de preocuparle hacía tiempo, ahora era su gran aliado. Se dormía con el tic-tac, sin prisas, sin preocupaciones, pero ahora, sí que tenía una gran preocupación y por eso estaba tan atenta al reloj de cocina, todo tenía que estar a punto, y para eso era necesario calcular algo de tiempo, aunque si no, siempre quedaba la opción de estar con los oídos alerta.

A la una y media llamaron al timbre de casa y se sobresaltó, levantándose de golpe de la silla, no esperaba a nadie y estaba tan absorta en ese tic-tac del tiempo, que ese timbrazo le devolvió a la realidad. Con toda la tranquilidad del mundo, pero sin fijarse por dónde pisaba, se dirigió a la puerta, sin recordar que el bebedero de agua, el barreño que utilizaba para que siempre tuviera agua para beber seguía ahí, con tan mala suerte que derramó todo el agua, dejando la casa peor de la pocilga que llevaba años siendo. Hubiera mirado por la mirilla, pero sus cataratas ya no permitían que lo hiciera, así que preguntó que quién era, como no recibió respuesta y escuchó que llamaban a otras puertas, maldijo por dentro a esos encuestadores o quien fuese, porque gracias a ellos ahora tenía que ir a buscar la fregona y solucionar todo el jaleo que había enredado, todo por levantase para nada.  Después de secar el suelo y poner unos diarios, volvió a su silla como si nada de lo sucedido hubiera ocurrido.  Antes de sentarse pensó que sería buena idea ventilar la casa, a pesar de estar en invierno, no era buen síntoma que el olor de la sangre y del cuerpo empezase a envolver toda la casa, así que pasó por el comedor y fue a abrir el balcón, colocó el sillón en la puerta, para que no se cerrase de golpe y miró todos los balcones del barrio. Un barrio obrero que tras cada balcón habría una familia que escondía miles de secretos, como ahora lo hacía ella. El frío le devolvió a la realidad y volvió a su cocina, a seguir comiendo pistachos. Cuando cogió uno, se fijó que en sus dedos aún tenía entre las uñas sangre y recordó lo que acababa de hacer. No se arrepentía, porque creía que se lo tenía más que merecido, pero sí que se sentía sucia. Pensó en prepararse un baño, pero ya no tenía edad para esos caprichos, ya que sabía que si lo hacía después, sin ayuda, no podría salir. Así que optó por darse una ducha, cuando iba por el pasillo un grito agudo le hizo retroceder y volver a la cocina. La olla exprés ya estaba dando síntomas de estar lista. Así que estaba preparada para hacer lo que nunca hubiera pensado que haría, pero lo tenía que hacer hoy o nunca. Aflojó el fuego. Salió al balcón y rebuscó entre las cosas de Antonio hasta que encontró lo que buscaba: el hacha. No sabía ni para qué tenían eso ahí, pero ahora le daría el uso que le debió dar hace tiempo. El comedor quedaría hecho una pocilga, y nunca mejor dicho, pero sería el mejor cocido que jamás hubiera probado. Le sabía mal que su Antonio nunca lo probaría.
Al cabo de unas horas, exhausta, pero recién duchada y lista para el gran manjar, le dio un beso a la urna que estaba encima de la televisión y se sentó en el sofá a degustar el caldo.
-        Por ti, Antonio. Sé que jamás hubieras martado a Porky, pero no podía más con ese cerdo.  Va por ti y no me lo tengas en cuenta, pero con este cocido, más lo que he congelado, tendré para aguantar todo el invierno. Además, te lo tenía dicho, ¿dónde se ha visto a un cerdo en una casa? El trabajo que me ha dado el marrano ese, ahora me toca disfrutarlo.