Rompiendo barreras: Por una sociedad igualitaria.Todos somos iguales.
Hoy, 3 de diciembre, es el día de las personas con
discapacidad. Este día se celebra desde que en 1992 se decreta en la Asamblea
general de las Naciones Unidas, para que las personas con discapacidad alcancen
una igualdad y consigan una inclusión en la sociedad, siendo así más visibles.
Pero, ¿Y qué pasa durante el resto del año? ¿Durante el
resto del año somos invisibles? Sé, que hay muchas fundaciones, asociaciones y
gente concienciada con el tema. Pero, lamentablemente, aún queda mucho por
recorrer. En España hay más de cuatro millones de personas con algún tipo de
discapacidad. Pero, siempre nos quedamos relegadas a un segundo plano. Para
algunas personas, desgraciadamente, aún somos “bichos raros”. No entienden que
tendremos alguna discapacidad, pero tenemos otras capacidades. Si no tienes una discapacidad, o alguien
cercano con alguna, parece un tema muy
lejano, el desconocimiento, los
prejuicios y el mirar hacia otro lado, se convierte en algo muy habitual en
personas que no están familiarizadas con el tema., Lo ven como algo raro, como
que no podemos hacer de todo, como que no estamos capacitados para enfrentarnos
al mundo laboral, entre otras cosas, pero… ¿y si algún día les tocase a ellos?
Nadie está excluido de tener una capacidad diferente, porque nosotros no hemos
elegido nacer, desarrollar o por algún accidente de la vida, tener que vivir de
una manera diferente. Me fastidia que por haber tenido la mala suerte de tener
que enfrentarnos a este mundo de otra manera, tengamos que demostrar cada día
más, y demostrar que podemos hacer las cosas, quizás de otra manera. Sí que es
verdad, nadie dijo que esta vida fuera fácil, pero si encima nos encontramos
más trabas que los que se consideran capacitados para todo, pues lo tenemos más
complicado.
Hay varios tipos de discapacidad:
intelectual, psíquica o mental, física y sensorial. Pero, más allá de esas, hay otras que son peores, las que sufren algunas personas que no son capaces de ver más allá, no hay más ciego que quien no quiere ver. Quienes padecen la intolerancia, la incapacidad de no tolerar a otras personas, personas que sin elegirlo tienen que vivir de otra manera, hacer las cosas de un modo distinto, enfrentándose cada día a barreras, y no me refiero a las arquitectónicas, sino a las barreras que hay en la mente de alguna gente que no tienen la capacidad de poder ponerse en la piel de otras y empatizar. Hay tantas discapacidades que están allí y no se ven…la de las personas que no saben valorar lo que tienen, la de las que no son felices, las que infravaloran a otras por vivir de un modo distinto a ellas…
Hay tanto que hacer todavía, pero es un camino que poco a
poco, quiero pensar, se va allanando, para que el camino sea menos pedregoso.
Fácil no va a ser, porque no lo es para nadie, pero que al menos no lo sea más
de lo que ya lo es. Por ir en silla de ruedas, usar audífonos, ir con perro
guía o bastón, no tenemos porque encontrarnos más trabas. Cada día es un reto,
el reto de salir a la calle y enfrentarte a los cruces, los bordillos, obras…No
nos pongáis más barreras. La accesibilidad no se rige solamente en las barreras
arquitectónicas, en las barreras comunicativas, las peores son las de la mente.
Si hubiera una plena integración, no tendríamos ni que
utilizar esa palabra, porque quizás es la sociedad quien tiene que integrarse,
nosotros no hemos hecho nada malo, para tener que sobrevivir cada día ante
prejuicios, miradas, comentarios y, lo peor, discriminación. Si hubiera plena
igualdad no hablaría del término discriminación, desde el momento que la
educación no es integrada para todos, ya hay una discriminación. Y, un tema que
me afecta más de cerca, a la hora de encontrar trabajo, es otro cantar. Hay
trabajo para personas discapacitadas y para personas que no llevan esa
etiqueta, pero… ¿no se supone que todos somos iguales? ¡Qué más da tener un
certificado! ¿No se supone que para acceder al ámbito laboral se tiene que
valorar: formación, experiencia (si es que alguna vez te han dado la oportunidad
de demostrar tu valía), capacidades y habilidades? Pues, dejad de lado la
discapacidad y empezad a valorar las capacidades que tenemos, por favor. Por supuesto, en ocasiones, quiero pensar, no
se hace solamente para llenar el cupo de personas con discapacidad que tiene
que haber en una empresa, según la ley LISMI,
y tampoco se hace para que esas empresas se lleven un beneficio fiscal por
contratar a personas con discapacidad…Quiero pensar que muchas empresas sí que
están sensibilizadas con el tema y quieren dar el máximo de oportunidades a
todo tipo de personas, quiero pensar que aún hay gente concienciada que sabe
empatizar y que solamente ponen que buscan a personas con certificado de
discapacidad, porque son puesto de trabajo que son accesibles y pueden estar
adaptados a las necesidades que tenemos, nuestra manera de trabajar diferente.
Quiero seguir pensando bien, porque de un tiempo a esta
parte no hay que negar que la cosa ha mejorado, y quiero pensar que va a ir
mejorando. Tendremos como siempre que luchar por nuestros derechos, seguir
demostrando más que los demás, para que vean, que somos capaces de hacer todo
lo que nos propongamos, porque si ya nos ponen barreras, nosotros no tenemos
que ponérnoslas.
Nos costarán las cosas más, tardaremos más, pero llegaremos.
Y lo mejor, cuanto más cuesta algo, mayor satisfacción y mejor sabor se te
queda, porque cuando las cosas son fáciles no las valoras como debieras.
Espero que algún día la cosa llegue a un cambio. Sobre todo,
espero que poco a poco, las personas que no están familiarizadas con nosotros,
dejen de vernos como algo raro, porque somos tan normales como ellos. Somos
personas, sí, con capacidades diferentes, pero somos personas.
No prejuzgues y deja que una persona con discapacidad te
demuestre de qué es capaz, te sorprenderás. Además, nadie es ajeno a ello,
porque algún día te puede pasar a ti. Nadie elige cómo quiere vivir su vida, lo
importante es vivirla, aunque sea de un modo distinto.
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