VACACIONES MENORQUINAS EN SEPTIEMBRE
Este año hemos elegido como destino vacacional Menorca. Habíamos
estado hace tres años, pero en diferente época: ya que fuimos en Julio:
temporada alta. En esta ocasión, como ya llevamos varios años, preferimos
escoger vacaciones en septiembre, porque está menos saturado y porque
igualmente se supone que hace buen tiempo.
Cuatro días antes de irnos se pusieron en contacto con
nosotros de Edreams para comunicarnos
que habían desviado nuestra reserva. Sí, a cuatro días y sin hotel, cuando lo
habíamos reservado con tiempo. Habíamos cogido el mismo apartamento, donde
habíamos estado hace tres años, porque, ya se sabe, más vale conocido que algo
que no conoces. No, no fue por eso, si no, porque en su momento estuvimos muy
bien con ese alojamiento, nos gustaba la situación y las vistas donde se podía
ver la puesta de Sol. No vamos a
dramatizar, no nos quedamos sin alojamiento, porque nos daban tres opciones:
una era un hotel, así que la descartamos y entre los dos apartamentos que nos
daban a elegir nos quedamos con uno de ellos según las opiniones que pudimos
ver por Internet.
Así que el apartamento que nos tocó era Sa Cala
ubicado en Cala Morell. Un lugar muy tranquilo, ideal para desconectar y estar
en plena naturaleza. Sí, había buenas vistas, porque se veía la Cala, pero no
teníamos la suerte de ver la puesta de Sol.
Sa Cala
El apartamento era un dúplex. Se nos hacía raro tener que
subir escaleras cada dos por tres, las habitaciones y el baño estaba arriba, el
comedor, cocina y terraza abajo. La cocina contaba con todo tipo de utensilios
para cocinar sin que te faltase algo, además de tener horno, nevera con
congelador y microondas, y lo digo como algo excepcional, porque no todos los
apartamentos en los que hemos estado cuentan con todo ello.
Se supone que había wifi, pero donde estábamos nosotros no
llegaba muy bien, así que es una forma de desconectar, ya que estás de
vacaciones.
Y en cuanto a la naturaleza, pues tanta que hasta convivían
con nosotros. La primera tarde fuimos a comprar y compramos un fuet, lo dejamos
fuera, porque no nos gusta que esté en la nevera, por la noche cuando llegamos
de dar un paseo, nos lo encontramos con hormigas, solamente algunas. Yo lo
hubiera tirado directamente, pero Carlos las retiró y dijo que no había más. Lo
puso en un sitio más alto y cuando nos despertamos al día siguiente eso ya no
era un fuet, era un fuet a la pimienta, así que esta vez sí que lo tuvimos que
tirar.
Este tema de las hormigas fuimos a comunicarlo a recepción,
pero nos dijeron que era normal por la época del año, ya que las hormigas
estaban alimentándose para el invierno. Además, de recomendarnos que no
dejásemos nada fuera de la nevera, que hasta el azúcar lo guardásemos dentro.
Más tarde nos fijamos que entre las hojas de recomendaciones que había en el
apartamento había una titulada: “Las hormigas nuestras amigas” con ese tipo de
recomendaciones. Debe ser algo típico del lugar. Pero, nosotros que somos de
ciudad y poco acostumbrados a ese tipo de insectos, se nos hacía un poco raro
convivir con ellas.
Eso sí, para todo necesitas el coche, porque sí que hay un
bar en la piscina, donde puedes comprar pan y cualquier cosa que no tengas en
ese momento, pero no está abierto todo el día. Son las ocho y media de la
tarde, no te apetece salir, no tienes pan, pues te quedes sin él, porque el bar
está cerrado. No sé si en otra época del año, temporada alta, está abierto
hasta más tarde, pero no sería mala idea. No solamente para comprar alguna cosa
que se te haya olvidado, sino por si te apetece tomar algo fuera del
apartamento sin necesidad de coger el coche. Pero, no fue nuestro caso. De
todas maneras, lo mejor es salir y ver qué esconde Menorca.
La climatología
Elegimos Septiembre pensando que aún tendríamos rayos de
Sol, y así fue exceptuando varios días que llovió como nunca. Y digo como
nunca, porque los menorquines nos decían que llevaban meses sin recibir nada de
agua y estaban deseando que lloviera. En nuestro caso que caiga una tormenta
cuando vas a una isla para disfrutar de la playa, como que el agua no nos hacía
mucha gracia, porque no te quedas muchas más opciones que quedarte en el
apartamento y poco más, esperar a que amaine y que vuelva a salir el Sol.
Playas y Calas
De todas maneras, aunque el tiempo no nos acompañado tanto
como hubiera sido en agosto o julio, sí que hemos podido disfrutar de las
playas y calas que tiene Menorca. Hay una en la que ya habíamos estado hace
tres años, Cala Pilar, no queríamos
irnos sin pisar esa calita, que , a pesar de su caminata y su caminos nada
fáciles, merece la pena llegar al destino. Eso sí, tienes que ir preparado con agua fresquita y comida, ya
que cuando llegar a la cala no hay nada de chiringuitos, ni duchas, ni nada de nada, porque es una
cala natural. Antes de llegar tienes que pasar por la montaña, pinos y demás
árboles que hacen que el sitio sea muy natural y seguro que a la vista es
paradisíaco. Lo bueno es que cuando
llegas con la caminata y el esfuerzo realizado, por muy buen día que haga,
terminas probando el agua. Así fue mi caso. El día estaba algo nublado y hacía
bastante viento, pero el chapuzón nos lo dimos igual.
Hay calas que no pudimos visitar por el tiempo, ya que entendimos
que si el viento venía del norte era mejor era evitar las Calas de por ahí,
como Cala Tortuga y otras, que deben ser maravillosas, a pesar de sus
caminatas, pero que con mal tiempo no merecen la pena.
Además, como he comentado, no tuvimos todos los días Sol, en
algunos casos solamente lluvia, así que no pudimos disfrutar de la playa todo
lo que nos hubiera gustado.
Son Bou
Este año fuimos a una playa que nos ha encantado. La vez que
estuvimos no la descubrimos, pero esta vez sí. Podría decirse que con todas las
Calas que hay en Menorca es mejor no ir a una playa, pero fuimos a ver qué tal,
y, como digo, nos enamoró. Es una playa de arena fina, que no cubre, que sí que
hay gente, pero sin agobios, es muy larga. Si quieres paz te retiras del gentío,
si quieres sombra la encuentras bajo algún árbol retirado de la orilla, o si lo
prefieres puedes pagar sombrilla y hamaca, hay chiringuitos, pero sin que la
música esté a tope, sin agobios. Es una
playa ideal para familias, ya que puedes ir con niños, porque no cubre y hay
socorristas. En un lado es más para
extranjeros, quizás que haya un hotel rozando la playa, hace que muchos no salgan de su área de confort, En medio hay el final de un río y está lleno
de patos que te van siguiendo y esperan a que les des algo de comida. Para llegar a la playa hay una plataforma de
madera que rodea toda la playa, y no tienes que ir caminando por la arena,
además de tener duchas, fuente para lavarte los pies, todo en la plataforma,
para no volverte a ensuciar.
Además la playa cuenta con un parking muy grande que es
gratuito. Y si te agobias de la playa, del calor y del Sol, hasta tiene una
zona de picnic bajo pinos, donde poder comer y desconectar de los rayos de Sol.
Además de contar con bares, restaurantes y tiendas ya fuera de la playa, pero
antes de volver al coche, puedes pasar, ya que se puede ir caminando. Un lugar
para pasar el día, y así lo hicimos y no
un día, si no que repetimos, ya que nos gustó mucho y merecía la pena pasar ahí
la jornada.
Vacaciones
Sea como sea las vacaciones son para descansar, para
desconectar y para pasarlo bien. Sin duda, estas vacaciones han sido diferentes
a las del año pasado, donde en Nueva
York no paramos de caminar ni un solo momento, en esta ocasión hemos aprovechado
para estar tumbados y descansar todo lo posible. Nos acompañase el tiempo o no,
sí que nos ha servido para cambiar de aires, visitar una isla maravillosa llena
de pura naturaleza y sin tanta gente como nos encontramos en las grandes
ciudades, o nos hubiéramos encontrado en pleno agosto. Así que no nos
arrepentimos de nada de haber realizado este viaje de desconexión.
Ahora toca volver a la carga, al trabajo con las pilas
bien cargadas, y, aunque reiniciarse siempre cuesta, es un paso que hay que dar,
para volver a la normalidad.
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