LOS SENTIDOS OLVIDADOS: más que dos sentidos...cinco
Sabemos
que tenemos cinco sentidos: vista, oído, olfato, tacto y gusto. Si una persona
tiene deteriorado uno de esos sentidos, sabemos que una persona que padezca
falta del sentido de la vista en ciego o deficiente visual, una persona con
deficiencia auditiva es denominado sordo, pero ¿y cómo se les llama a las
personas que les faltan los otros sentidos?
Los otros sentidos:
olfato, gusto y tacto, existen. Por tanto, también puede ser que en algún
momento no estén desarrollados correctamente y puede que, por algún motivo
desconocido o no, nos falten.
Como he dicho en alguna
otra ocasión, no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos.
Pensamos que todo está ahí para siempre, pero cuando desaparece nos damos
cuenta de lo importante que era. Sucede lo mismo con los sentidos, cuando nos
falta uno de ellos, aprendemos- a la fuerza- a desarrollar los demás.
La falta de olfato es denominada anosmia. Las personas que tienen
dificultad para distinguir olores son anósmicos. Nunca había escuchado esta
palabra, quizás algunos de vosotros también es la primera vez que llega a
vuestras mentes este concepto. Parece que el sentido del olfato lo dejamos de
lado y no entiendo porqué, ya que es importante. Cada uno de ellos lo es. Seguro
que más de una veza hubierais preferido no oler algo muy desagradable, pero
pensar cuando es algo apetecible. A la hora de distinguir un perfume el olfato
juega un papel importante. Las flores, ¿qué serían de las flores y plantas sin
olor? Sí, muy coloridas, pero la rosa no sería la misma, o la menta no tendría
el mismo significado. Además, no es útil solamente para disfrutar de los buenos
olores, a veces nos puede ayudar a distinguir: En mi caso, distingo las
especias oliéndolas: albahaca, pimientas, orégano…
Poneros en situación:
llegáis a casa y notáis un fuerte olor a gas- no quiere decir que os lo hayáis
dejado, puede ser que haya sido algún vecino-. Si, desgraciadamente, el olfato
no funciona adecuadamente, no podréis notarlo. Caso bastante peligroso. Igual,
sucede con el olor a fuego, aunque si está cerca se puede distinguir con la
vista, o bien si haya alarma de incendios se escuchará, pero si está lejos no
podremos notar el humo. Aunque no se pueda oler, las consecuencias pueden ser
funestas: inhalación de humo: intoxicación.
De todas maneras, seguro
que estás personas han aprendido a vivir con esta falta. Han desarrollado más
otros sentidos, como hacemos todos cuando uno empieza a fallar. Además, evitan tener que olores nauseabundos:
lo digo en el sentido literal de la palabra, porque hay olores en el que me han
llegado a entrar arcadas. Sin embargo, sé que eso no es consuelo, porque a mí
también me fastidia, entre comillas, eso de: “!suerte que no lo ves!”.
Pasemos a otro de esos
sentidos olvidados. El gusto. Este
sentido está muy relacionado con el del olfato, pero son sentidos diferentes.
Yo pensaba que si una persona no podía oler, tampoco podría distinguir sabores.
No es así, se puede. Pero, quizás una que no pueda diferenciar sabores tampoco
puede distinguir olores, eso no lo sé (si alguien lo sabe que deje un
comentario, por favor). La falta de gusto se llama ageusia. Es decir, aquellos que no pueden saborear son llamados:
ageusicos.
No pueden disfrutar de
comer algo sabroso, porque para ellos todo es insípido. Algo dulce, salado,
amargo, agrio, para ellos todo es igual, con el mismo sabor: ninguno. Se
podrían comer algo en mal estado, porque para ellos no estaría malo, no lo
podrían distinguir. Se podría decir que es, en este caso, comer por comer. Mirándolo por el lado positivo, seguro que
todo les gusta, porque no pueden saber si les gusta o no realmente. Perdonad,
mi desconocimiento ante este sentido. SI alguien quiere aportar más información
al respecto, seré toda oídos. Gracias.
Otro de los sentidos
olvidados: el tacto. La falta del
sentido del tacto es denominado anafia.
Este concepto es tan desconocido que no sale ni en la RAE. Imaginaros lo que sería
estar sin el sentido del tacto, pensamos que no es tan importante como, por
ejemplo: la vista. Pero, para un ciego sus manos son sus ojos. De igual modo,
no podría distinguir los puntitos del Braille. Dejando de lado, el sentido del
tacto en los ciegos. Sin tacto, no podríamos notar si el agua está helada o
caliente, la brisa, el aire, el calor, el césped húmedo. Acariciar. Puede que,
por supuesto, puedan acariciar, pero ¿y notar una acaricia? Con lo que
significa una acaricia. Pero ahí están con sus recursos. Seguro que tienen
métodos para saber si algo está frío o caliente, pero los desconozco.
Sé que es una entrada un
poco pobre, pero hemos añadido vocabulario a nuestro conocimiento: anosmia,
ageusma y anafia. Eran conceptos desconocidos para mí. El de la anosmia no,
porque tengo una amiga que la padece. De todas maneras, al no ser que lo sufras
tú, o, conozcas a alguien con alguna de estas carencias, son nociones
desconocidas. Están ahí, si no que se lo digan a quien día a día tiene que
convivir sin ese sentido. Sin embargo, desgraciadamente, son los sentidos
olvidados. Falta de conocimiento de esos sentidos que son tan importantes como
todos.
Termino añadiendo que
valoremos lo que tenemos. El simple hecho de oler una flor se convierte para
otro algo inalcanzable. Degustar una comida estupenda, hecha por tu madre, es
algo que pagarían algunos por disfrutarlo unos instantes. Poder notar la arena
fresca de la arena, incluso quemarse en la arena de la playa y luego remojarse
los pies en el mar, es algo impagable para los que nunca han sentido el frescor
de la brisa marina. Por eso y porque la vida puede ser maravillosa, disfruta de
todo, sobre todo de los momentos, instantes y cosas pequeñas. J
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