domingo, 26 de agosto de 2018

Accesibilidad en Japón

Un Japón que piensa en todos


Accesibilidad en Japón

La accesibilidad es la cualidad de facilitar el acceso a todas las personas, independientemente de sus capacidades técnicas, sensoriales, cognitivas o físicas. Se trata de una condición necesaria para la participación de todas las personas, sea cual sea la limitación que pueda tener.


Perros guía en Japón  

Cuando pensamos en realizar el viaje a Japón, ya pensamos en ir sin la peluda. Kenzie, mi perra guía, ya tiene  una edad y no era plan de someterle a tanto estrés y a tanto cambio, para unos días. Así que la dejé con mis padres, sus abuelos. A pesar de que Kenzie hubiera sido más joven, seguramente también la hubiera dejado, por lo mismo que he comentado, no es plan de que ella tenga un viaje de más de 16 horas sin poder moverse, ni comer, ni beber, ni hacer sus necesidades. Así que como no era imprescindible que viniera, ya que no viajaba sola, y hay que mirar siempre el bien para nuestros guías, la dejé con sus propias vacaciones sin hacer nada con mis padres, de relax.  
Creo que si hubiera estado en Japón con Kenzie, eso de comer en un tatami hubiera sido toda una tentación para ella, teniendo la comida tan cerca de su hocico. Aunque eso sí, en las calles no hubiera podido coger nada, ya que la limpieza era absoluta, a pesar de los pocos contenedores de basura que vimos. Sin embargo, eso de estar en habitaciones tan pequeñas, ya que había habitaciones de hotel, como la de Tokio, en las que ni cabíamos nosotros mismos.

En cuanto a la ley en Japón sobre perros guía, la ley es de Mayo del  2002 Act on Assistance Dogs. Aunque, por lo que he leído,  aún se siguen encontrando con negativas a la hora de entrar en algunos comercios. Nosotros vimos un usuario de perro guía con su peludo en una estación de tren, o al menos eso le pareció ver a Carlos.

Y, aunque pueda parecer lo contrario, en Japón hay más de 9 escuelas de cría de perros guía y hay más de 1000 usuarios activos, aunque hay que tener en cuenta que es un país con más de 125 millones de habitantes.  


Al no viajar con Kenzie, me llevé el bastón, aunque sabía que con Carlos no lo iba a necesitar, pero nunca se sabe. Además uno de mis mayores temores en este viaje era perderme entre tanta gente, porque aunque vaya agarrada, en una de esas masificaciones del metro de Tokio u otra ciudad, nunca se sabe. Afortunadamente, no ocurrió, no me quedé perdida en una ciudad desconocida. Llevaba el bastón blanco Asturias, es un modelo pequeño, fino y que no ocupa espacio doblado en el bolso. Básicamente este tipo de bastón sirve de distintivo, sabía que si me hacía falta sacarlo en algún momento, ya me serviría su uso. Yendo con Carlos que ve perfectamente no pensé que tuviera que utilizarlo. Sin embargo, lo saqué, pero no porque me hiciera falta de verdad, sino porque al ver los encaminamientos que había en todas las calles de Japón me entraron muchas ganas de probar cómo sería andar yo sola por alguna ciudad de ese país. 

Los encaminamientos en las aceras

Definición de encaminamiento: pavimento táctil que sirve para indicar un camino. Guía en el itinerario peatonal accesible. A las personas con discapacidad visual nos va muy bien encontrar este tipo de encaminamientos, ya sea para encontrar un cruce, una marquesina u orientarnos. 
En casi todas las aceras veíamos una especie de relieve por toda la acera que te llevaba hasta el cruce. Aquí en Barcelona, mi ciudad, también los hay, aunque no en todos los cruces y mucho más sutiles. La diferencia principal, era el relieve tan exagerado, como si fueran botones gigantes en el suelo, además de estar pintados de color amarillo y que no estaban solamente en el cruce, si no que te acompañaba por el medio de toda la acera.
Al principio, al ir cargados de bultos y arrastrando las maletas, esos raíles, nos parecían incómodos, porque en algunas ocasiones las ruedas de las maletas se quedaba encajados con algún relieve y costaba mucho desplazarse. Más tarde me dí cuenta de su función, y me sorprendió agradablemente, ya que es todo un detalle que en otros países tengan en cuenta que las personas con discapacidad visual existimos y nos pongan facilidades a la hora de movernos.
El último día, estando en Fukuoka,y, a pesar de estar muy bien acompañados por nuestro anfitrión: Yusuke, no quise desperdiciar la oportunidad de probar cómo era andar por esas aceras accesibles. Así que les pedí a Yusuke y a Carlos que me dejasen en un punto, saqué el bastón y me dejé llevar por las indicaciones táctiles que había en el suelo. Era toda una gozada. Aunque mi bastón, que no era muy rígido y no estaba en muy buenas condiciones, sirvió para que desde un punto de la acera, supiera girar y me quedase centrada para cruzar, llegando hasta el bordillo del paso de cebra. Se notaban mucho los puntos del suelo, ya digo que eran exagerados. 

 Cruces sonoros
 Otro punto que me sorprendió gratamente fueron los semáforos sonoros de Japón. No es que fueran sonoros y punto, era mucho más que eso: sonaba música, sí, sí, tal y como oís diferentes melodías sonaban al ritmo del color verde para los peatones. Y eso no me lo encontré en una ciudad grande como Tokio, sino que en Fukuoka, Hiroshima y el resto de ciudades que visitamos, también estaban esos semáforos mágicos.
Y, mientras yo aquí luchando para que pusieran un semáforo en la Avenida Diagonal de Barcelona, un cruce muy peligroso, aunque, afortunadamente, ya sabéis que conseguí que el Ayuntamiento se pusiera las pilas y los hicieran accesibles. 
Allí en cambio, sin necesidad de llevar ningún mando, van sonando todos los semáforos. Algunos más sencillos con un simple pitido, pero otros, como he comentado, con una especie de musiquilla que te dibuja una sonrisa, mientras cruzas alegremente por la ciudad del anime.

Señales acústicas

La importancia de que estén presentes en una gran ciudad, sobre todo para las personas con discapacidad visual. No solamente me encontré con que los semáforos eran accesibles y aptos para todos, sino que después de viajar y viajar en tren, me di cuenta que en las estaciones, aparte de anunciarte el tren que iba a llegar también al acercarse a la vía hacía una especie de música. Los trenes son muy puntuales, así que si sabes el horario de tu tren y sobre todo dónde debes estar, es maravilloso, porque te quedas en el andén, compruebas en tu reloj qué minuto es, y al escuchar la música ya sabes que está llegando. Y si ya sabes japonés, pues mucho mejor, porque seguro que te dice por qué vía viene: nosotros solamente entendíamos algunas ciudades por las que iba a parar y poco más.
 Además los encaminamientos, que os he comentado antes, no solamente están por la calle, si no que dentro de estaciones de metro también están. A parte de que van diciendo las paradas por megafonía. 
Lo que era un poco caótico era moverte por submundo del metro, había estaciones que tenían más de 6 pisos, con diferentes líneas de metro y de tren, más todas las tiendas de todo tipo y toda la cantidad de gente que había. Sin embargo, eso no es caótico para alguien con alguna discapacidad, para alguien sin ninguna también. De hecho en una estación nos perdimos totalmente, Shinjuku fue todo un caos. Había multitud de personas, no entendía cómo no nos chocábamos, pero todo el mundo sabía hacia donde iba con paso ligero. Yo iba agarrada de Carlos, como si fuera otra mochila más, pero no me separaba por nada del mundo. Carlos a pesar de ver los carteles no sabía hacia donde debíamos dirigirnos, demasiadas direcciones, demasiadas personas y demasiado de todo. Así que fuimos a la aventura, total, si no era para una dirección era para la otra. Cabe decir que encontramos nuestro metro, y que puede que tardásemos más de lo habitual y que en algún momento no supiéramos hacia dónde ir, pero también hay que decir que es una de las estaciones más concurridas del mundo.  


Braille

En muchos de los museos a los que fuimos, y, por destacar uno: El museo de la paz en Hiroshima, fue muy accesible. No solamente, porque alquilé una audio guía (aunque solamente estaba en inglés), si no porque había maquetas que podías tocar y también en muchos de los paneles en los que había texto escrito también estaba en Braille. Os he comentado en alguna ocasión que mi sentido del tacto no está muy desarrollado, por tanto soy incapaz de leerlo. Sé que es algo peculiar que pueda escribirlo sin complicaciones y que, por el contrario, me cueste tanto descifrarlo con los dedos, pero es así. Sin embargo, alguna letra debería haber tenido que despejar, pero no fui capaz. No sé si por mi falta de práctica con el sistema Braille o porque allí utilizan otro tipo de Braille, hay que pensar que allí la escritura también es diferente y no utilizan caracteres, sino que hay diferentes tipo de escritura. El Braille en Japón se llama Tanji: literalmente: caracteres de puntos. Y, a pesar de que yo no lo entienda, porque suelo leer más con el oído que con el tacto, creo que el hecho de que esté en muchas partes ayuda a muchas personas que sí que saben manejarse con este sistema.
Aprovecho, para remarcar la importancia del Braille en el etiquetado de algunos productos. Hoy día por ley tiene que estar en todos los medicamentos, aunque para mí ese es el más complicado de leer, pero debería estar en productos comestibles. Pensar que una lata y un tetra-brick tienen la misma forma, y si no hay alguna forma de distinguirlo es complicado y es fácil confundirse. En alguna ocasión ha sido muy desagradable querer abrir una lata de Coca-cola y equivocarme y encontrarme con el sabor amargo de una cerveza, que me gusta, pero cuando esperas encontrarte otro sabor ya no te gusta tanto.  En cuanto si los productos de alimentación allí vienen etiquetados en Braille o no, no puedo decir nada, porque casi siempre comíamos en restaurantes o puestos callejeros. Así que no compramos mucha comida, más que nada porque no estábamos en apartamentos, y casi que es más económico comer fuera que prepararte allí la comida- dicho por nuestra amiga que vive en Japón-.

Conclusión
 En líneas generales Japón es un país muy preparado, para facilitar la vida a las personas con algún tipo de discapacidad sensorial. Me he centrado sobre todo en la discapacidad visual, ya que es la que vivo en mis propias carnes y la que mejor conozco, y te fijas en más cosas que el resto de personas. Sin embargo, ahora pensando en otro tipo de discapacidades, por ejemplo de movilidad, no sé yo cómo está el tema para quiénes van en sillas de rueda. De hecho no vimos a nadie en sillas de ruedas, además de que algunas estaciones de metro, restaurantes y sobre todo templos estaban repletos de escaleras, sin ningún ascensor a la vista. Así que me temo que lo deben tener más complicado.
Sin embargo, en cuanto a la discapacidad visual me encontré con un país muy accesible y que piensan en nosotros, aparte de por todo lo que he comentado. Ellos son muy amables con todo el mundo, y aunque el idioma pueda ser un handicap, hacen todo lo posible por agradar y ayudar en todo lo posible.  

Os dejo con un nuevo vídeo temático sobre el post:


Y, ¿vosotros os habíais fijado en estos pequeños grandes detalles que nos facilitan la vida a las personas con discapacidad?

sábado, 18 de agosto de 2018

Comida japonesa en Japón


GASTRONOMÍA JAPONESA EN JAPÓN



 10 CURIOSIDADES SI VAS A COMER A UN RESTAURANTE EN JAPÓN 

1-      No en todos los restaurantes tendrás que descalzarte y comer en el suelo. Solamente en los que haya tatami, pero en la mayoría hay sillas y mesas.
2-     No te sorprendas si ves que no hay cubiertos, habrá palillos enfrente del plato. Pero, no te preocupes, siempre puedes pedirlos sin problema. Eso sí, a veces puede ser un show que te entiendan, pero nada que una imagen no pueda remediar.
3-     En la mayoría de restaurantes la carta solamente estará en Kanji, pero aunque no sepas leerlo no es ningún problema, ya que suelen venir con fotografías. Incluso hay algunos que tienen escaparato con platos de cerámica, y así puedes saber qué ofrecen.
4-     Lleva siempre dinero en efectivo, porque en algunos locales no aceptan tarjeta de crédito. Puede sorprender que en un país tan tecnológicamente avanzado no acepten tarjetas, pero ocurre.
5-     A la hora de pagar no esperes a que vengan a cobrarte, como mucho te dejarán una bandejita con el ticket. Tendrás que levantarte a la caja para pagar.
6-     En algunos restaurantes, sobre todo en Izakayas (tabernas) está permitido fumar.
7-     Es muy importante que respetes el sonido bajo a la hora de hablar, ya que verás que, aunque el restaurante esté a tope, nadie levanta la voz. Eso sí, sí que escucharás que sorben el ramen.
8-     Te apetezca o no, casi siempre te ofrecerán agua fría o té macha calentito. Te lo servirán de forma gratuita nada más sentarte en la mesa. De hecho en algunos ya está preparada la mesa con las bebidas. Eso no significa que después no puedas pedir otro tipo de bebida.
9-     No esperes encontrar una cestita con pan, eso es más bien en España, fuera de aquí en pocos sitios lo he visto. Allí acompañan la comida con un bol de arroz blanco, sería como su pan.
10-  Algunos restaurantes están tan escondidos dentro de la gran ciudad que tendrás que coger un ascensor y acabar en el piso 21 para poder entrar. Nada más abrirse las puertas del ascensor está la entrada al comedor. Curioso, sorprendente y gracioso.


GASTRONOMÍA JAPONESA

 NO TODO ES SUSHI 

 Si a alguien le preguntas que te diga un plato japonés, el primero que seguramente le vendrá a la cabeza será el sushi, y es que la mayoría de personas que no sepan un poquito del mundo japonés se piensan, de forma equivocada, que todo lo que comen los japoneses es pescado crudo. Reconozco que, a pesar de haber estado en más de un restaurante japonés, antes de ir a Japón, no sabía mucho de la cultura gastronómica del país nipón. Sabía que no se resumía todo en Sushi, pero sí que es lo que más había probado cuando iba a algún restaurante japonés en mi ciudad.

El sushi no estuvo presente todos los días que estuvimos por Japón, si no se nos hubiera quedado cada de pez o de alga. Aunque cabe decir que después de probar el Sushi de allí ninguno nos ha sabido igual de bien. Y no es que esté malo el de aquí, pero después de probarlo de la Lonja de Tokio: Tsukiji, viendo cómo lo preparaban y notando el sabor fresco del pescado, no es lo mismo ahora.   
Plato con sushis


A pesar de que se pueda pensar que el sushi es aquel montículo de arroz recubierto por nori (alga verde tirando a negra) no es así. El sushi es la palabra denominada en general, pero hay diferentes tipos. Este que he descrito el del alga se llama Maki, pero por el contrario el que más suelen consumir los japoneses son los Nigiri: montículo de arroz con el pescado fresco y crudo encima, algunos cocineros le ponen wasabi entre el arroz y el pescado. Se tiene que comer de un bocado.

Nosotros, como hemos dicho, lo comimos en varias ocasiones, pero sobre todo, donde más lo disfrutamos fue en un Kaiten Zushi (tren de sushi) uno de esos restaurantes en los que hay una cinta transportadora y ahí están todos los platitos y tú tienes que ir cogiendo. Era muy gracioso, porque veías cómo lo preparaban, como los ponían en la cinta transportadora, como pasaba por tu lado y lo cogías. Después ibas formando una montaña de platitos, cada uno con un color diferente, ya que dependiendo el color tenía un precio diferente. A la hora de cobrarte venían, pasaban una máquina por los platos y enseguida sabían cuánto debías pagar en la caja. Fue una experiencia en todos los sentidos. Este sitio lo encontramos en la Lonja de Tokio, a pesar de que había multitud de puestecitos para elegir, pero hacia un día de lluvia y preferimos comer Sushi sentados, sin prisas y con la calma, así descubrimos ese lugar tan divertido y tan exquisito.

Antes de explicaros todo lo que comimos y dejamos de comer. Necesito reunirme con Carlos y poner en común los sabores que degustamos, ya que la memoria es selectiva y después del tiempo transcurrido mucho más.

Hemos estado haciendo un repaso y, sin duda, él se queda con los takoyaki, que son unas bolitas, como si fueran buñuelos, rellenos de pulpo. La verdad es que estaban deliciosos, porque era una explosión de sabores en la boca, básicamente de pulpo, aunque también lleva cebollita y una salsa por fuera que sirve para aderezar las bolitas y darle más sabor. Básicamente este tipo de comida la probamos en Izakaya: bares tradicionales japoneses. Más que nada es para picar, como para ir de tapeo, pero eso, sin duda, os lo recomendamos al 100% 
Plato con takoyakis - bolita de pulpo


En cambio, a mí, aunque también me gusten los takoyaki me quedo con los yakitori. A pesar de que son brochetas de pollo, algo sencillo y sin más, tiene mucho más, porque entre cada trocito de pollo hay cebollino y todo está aderezado con una salsa que lo hace especial. Esa salsa que le echan por encima es el Teriyaki: dulzona pero con algo salado, debe ser la soja, que viste al plato y le da ese punto diferente. Además es algo sano, ya que se hace a la plancha.   

plato con yakitoris - pinchos de pollo


Otros platos estrella:  


El Ramen es un plato típico japonés, más adecuado para la época invernal, pero con los días de lluvia que tuvimos más de un día lo degustamos. A mí no me termina mucho, porque se suele comer muy caliente, y yo más bien soy de comer sopa templada tirando a fría. Sin embargo, a Carlos le encantó ese plato.  

Carlos comiendo ramen


Curry: El curry que puedas saborear en Japón no es igual que el de la India u otros países de Asia. No es tan picante, tiene el punto justo, para darle un gran sabor, pero sin que te adormezca la boca sin después distinguir ningún otro sabor. Encontramos un cadena de restaurantes CoCo Inchibanya (Ojalá algún día llegue a España) en el que el precio era más que razonable, menos de 10 euros, y te ponían un plato generoso de arroz con curry y con lo que quisieras. La carta era bastante amplia, podías añadirle desde pescado o marisco hasta pollo en todas sus variantes u otra especie de carne. Incluyendo el Tonkatsu, cerdo empanado con una harina que no absorbe tanto el aceite al freirlo. Podías pedir la cantidad de arroz que quisieras con el grado de picante del curry, siempre servido con un vaso de agua fría o té (esa bebida siempre te la servían de forma gratuita).     

Arroz con curry y tonkatsu del CoCo


El plato estrella y más completo fue el Okonomiyaki, que es una especie de tortilla con multitud de ingredientes. Puedes elegir de marisco, de pollo, de verduras, de fideos. A veces de tanta cosa que lleva, no sabes ni qué ingredientes exactos lleva dentro. Pero, la cuestión es que elijas el relleno a tu gusto, de ahí el nombre: o kono miyaki cocinado a tu gusto. 
En Japón lo comimos por primera vez para cenar en Osaka, en un sitio en el que estábamos sentados en una barra y había una placa, para que te lo preparases tú. Todo un espectáculo, ahí con la espátula, sin idea, pero nos lo comimos y lo disfrutamos.
La segunda vez fue en Hiroshima, en un sitio muy pequeño, en el que solamente estábamos nosotros como clientes. La mujer que estaba al mando, y la única en el local, nos hizo sentir como si estuviéramos en su casa. No tenía ni idea de inglés, pero con gestos se hacía entender. Le dijo a Carlos que no se comía con palillos, que se comía con la espátula, partiendo trocitos y comiéndolo. Ella me preparó un trozo partido con la espátula y me lo ofreció. Un encanto de mujer y preparado con mucho cariño y esmero. Nos quedamos muy llenos. Recomiendo pedir este plato si tienes hambre, te aseguro que no te quedarás con nada de apetito. Además, dejando de lado los ingredientes que quieras que lleve, está sabroso, porque lo aderezan con una salsa, que puede que sea soja, pero hace que sea mucho más que una tortilla.  
Lo podrás encontrar en muchos lugares de Japón y fuera del país nipón si vas a un sitio japonés seguro que también. Sin embargo, el origen de este producto fue en la región de Kansai, en Hiroshima, y es típico tanto allí como en Osaka. Justamente los dos sitios en los que lo degustamos.

Postres

Uno de mis postres favoritos es el  Mochi: un pequeño pastel hecho de pasta de arroz, con un grano glutinoso llamado mochigon. Es como una bolita de esa masa relleno de té, de judías o mi favorito de chocolate. Sin embargo, en Japón no lo ví con la frecuencia que me hubiera gustado. Solamente lo comí un día. También lo compramos un día en un supermercado, pero a pesar de pensar que estaría relleno de chocolate, me llevé un gran chasco al degustar las queridas judías rojas que les encantan a los japoneses. Ese tipo de judías son muy dulces, demasiado para mí gusto, y suelen utilizarlas en casi todos sus postres. El mochi te lo tienes que comer con cautela, ya que es una masa muy chiclosa y te puedes atragantar si no lo masticas bien, de hecho leí una noticia de varias muertes de personas mayores por ingerir mochis.

Dorayaki: Más conocido por ser el dulce favorito de Doraemon el gato cósmico de los dibujos. Aunque también es uno de los dulces favoritos de Carlos. Son dos bizcochos redondos y planos rellenos de anko (judías rojas dulces) y chocolate.   
Doraemon comiendo dorayaki


Taiyaki:  Literalmente significa besugo, pero nada que ver con su traducción. No es un pescado, ni es salado, todo lo contrario: es un dulce calentito con forma de pez. La masa es de gofre o parecido y tiene forma de pez, está relleno. Nosotros lo comimos relleno de chocolate y al estar caliente, parecía chocolate a la taza. Una bomba.

Ciudad con más experiencias culinarias

En Fukuoka nuestra última ciudad que visitamos en Japón, fue en la ciudad en la que más experiencias gastronómicas, hasta entonces no testadas por nosotros. Puede que al ir con alguien de allí, quisiera descubrirnos platos japoneses que no habíamos probado. En primer lugar, Shabu-Shabu:  Un plato peculiar, pero muy sabroso. Te sirven trozos de carne fileteada bien fina y puedes tener diferentes verduras, todo crudo. Después vas cogiendo los trozos finos y los introduces en la olla que te han dejado en medio de la mesa, tienes que tener mucho cuidado, porque esa olla está hirviendo. Una vez sacas los ingredientes, los mueves hacia adelante y atrás (de ahí el nombre de shabu shabu, que era el sonido que se puede escuchar) y lo mojas en salsa. Te ponen dos tipos de salsa Ponzu (de vinagre de arroz) o goma (salsa de sésamo). La verdad, es que aparte de que todo te sabe delicioso y sabroso, también es muy divertido cocinarte la comida, mientras vas comiendo.
Y, después en los típicos yataí, Yusuke nos pidió unos cuantos pinchos, en los que estaban los yakitori y un plato más especial:
Gyutan o lengua de ternera: Un pincho que me encantó, a pesar de saber lo que era. Aunque es cierto que nuestro amigo, Yusuke, nos dijo lo que era una vez ya lo habíamos probado. Me dio igual que fuera lengua, el sabor de esos trocitos pequeñitos me encantó. Era muy sabroso y la textura chiclosa, como cuando te comes una sepia, me gustó mucho. Además al estar partido en trozos muy pequeños, no se te hacía nada pesado. 

 En resumen:

De lo que no cabe duda, es que los japoneses saben comer bien, ya que es una cocina cuidada, esmerada y equilibrada. No pueden faltar las verduras, ya sean en tempura, crudas o de cualquier manera, pero siempre encontrarás algún vegetal en tu plato.  

Pero, a pesar de haber probado mucha comida tradicional y no tan típica de Japón, nos quedamos con las ganas de probar dos platos estrellas. Esos platos, algún día, no sé cuándo, pero sé dónde (en Japón), son los siguientes:  

Nos queda pendiente para la próxima visita

Fugu, pez globo: Un pescado que casi que solamente se puede comer en algunos restaurantes especializados de Japón. Prohibido en España y en muchos otros países del mundo por su gran toxicidad. Es considerado un manjar altamente delicioso, pero letal.  En algunos restaurantes de Japón que lo sirven, tiene que estar cocinado por un cocinero altamente cualificado, ya que necesitan una licencia, de hecho hacen cursos de años, para poder obtenerla: la vida de los comensales están en sus diestras manos, ya que tienen que saber eliminar exactamente los órganos contaminantes, incluso el cuchillo que utilicen no puede rozar mínimamente otras partes para no contaminar el producto. La toxina que tiene es tan mortífera y tan inmediata que no hay nada que hacer una vez está en tu cuerpo, es similar al cianuro. Además la persona es consciente en todo momento de cómo su cuerpo se va paralizando hasta que llega la muerte. Puede parecer algo siniestro, pero quiénes lo han probado dicen que es delicioso. Nosotros no nos atrevimos a comerlo, y no por no jugar a la ruleta rusa, si no por su precio tan elevado: puede costar 90 euros, y nos daba miedo pagar algo tan caro, para que después no nos gustase. No teníamos miedo a que ocurriera algo, ya que se supone que si lo ofrecen, y si estás en el país en el que son expertos, no tiene por qué ocurrir nada. Lo vimos en Osaka, pero no nos atrevimos a entrar, primero porque no teníamos hambre y segundo, por lo comentado, del precio. Pero, sin duda, si alguna vez volvemos al país nipón, no dudaremos en probarlo: reservaremos algo del presupuesto, para hacerlo. Ya que si lo comemos alguna vez de lo que no tenemos duda es que será en Japón, el sitio especializado en prepararlo. En otro sitio, creemos que aunque tengan licencia, es jugársela.

Pili haciendo de pez fugu con la boca hinchada. Detrás tiene una pecera en un restaurante en el que ofrecen pez globo.

Ternera de Kobe: Las famosas terneras originarias de Kobe y mimadas hasta la saciedad, para que tengan la calidad y la denominación de origen que tienen. Sin duda, dicen que si pruebas la ternera de Kobe ninguna carne te sabrá tan bien como esa después. No pasamos por Kobe, porque, aunque en un principio queríamos ir para degustar la famosa carne, finalmente no estaba en nuestra ruta. Aunque, es cierto que en otros lugares de Japón también la puedes encontrar. Sin embargo, había tantos platos para elegir, que no nos decantamos por ese. Ya sabíamos de su precio elevado, a pesar de que sea un pequeño trozo, sabroso, pero pequeño. Una vez más, es uno de nuestros platos pendientes, para una próxima visita a Japón.

También nos quedamos con ganas de ir a un restaurante que hay en Tokio llamado: Zauo. Me lo habían recomendado, pero finalmente por falta de tiempo no pudimos visitarlo. Este sitio tiene algo especial, ya que aparte de comer, puedes vivir una experiencia: tendrás que pescar tu propia comida. Tiene su aquel, ya que hay un estanque dentro del local y te dan una caña, para que pesques tu pescado. Es cuestión de suerte, no sabes qué vas a comer hasta que lo pescas. Puede salir algo caro, ya que puede que pesques el pescado más valorado, puede que pesques uno que no te guste, pero no está permitido volver a dejarlo. Juega un papel importante el destino, ya que puede que no pesques nada, pero, para eso hay un menú especial, sin esperas. Debe ser gracioso tener que pescar tu comida, aunque también arriesgado, por si no te gusta, por si es muy caro o por si te pasas más de 40 minutos para que muerdan el anzuelo. Te lo pueden preparar como tú quieras.   

Y, ahora contadme: ¿Qué comida os gusta más? ¿Qué habéis probado? ¿Con qué os habéis quedado con ganas de degustar? ¿Qué pensáis de la comida japonesa? Espero vuestras  recomendaciones. 

Os dejo con un vídeo en el que recopilamos muchos de los platos comentados en este post. Vídeo temático sobre gastronomía japonesa: 



jueves, 9 de agosto de 2018

Nuestros alojamientos en Japón


De hotel a hotel y alojándonos en un Ryokan: Nuestras estancia por Japón

Nosotros viajamos a Japón con todo el alojamiento reservado desde España, casi todo desde Booking. Empezamos a planificar el viaje, de eso se encargó Carlos que es fan de Excel y fue poniendo cuántos días íbamos a estar en cada ciudad, además de qué deberíamos ver, imperdibles de cada lugar. Sabiendo los días y la ruta qué haríamos empezar a buscar alojamiento, siempre cerca de la estación de tren. 

Empezamos por Tokio un hotel que desde el mapa parecía que estaba cerca de la estación y sí que lo estaba, porque sin maletas, como fue el caso, recién llegados y sin Internet, pudimos encontrarlo. El hotel era Horidome Villa la verdad es que no era nada del otro mundo, pero la ubicación nos gustó. Aunque, como ya contamos en el post de Tokio, la habitación era la más pequeña que habíamos visto nunca, y cuando nos trajeron la maleta ya ni la podíamos abrir, teníamos que pasar de lado para acceder a la cama, que era casi lo único que había y de armarios ya ni hablamos, porque eran inexistentes, no había. El lavabo, era como si fuera un armario, solamente cabía una persona y haciendo malabares, pero que la bañera no falte, aunque tengas que entrar haciendo equilibrios. Bueno, nos dimos cuenta que la leyenda esa de que en Japón los alojamientos son mini, no era tal leyendo, sino que era cierta e intentan aprovechar al máximo el espacio.

En Kioto estuvimos alojados en River East Nanajo que más que un hotel era un albergue, pero más bien parecía un apartamento, porque tenía: cocina, nevera, balcón, baño con televisión y una habitación con mesa y armario que era el doble que la de Tokio. La verdad es que nos encantó, por la tranquilidad, las comodidades que tenía y no estaba mal ubicado, estábamos cerca del famoso parque de los toriiis. Teníamos todo relativamente cerca. Además, de tener la oportunidad de descansar e incluso de cenar algo en la misma habitación, ya que había microondas y cocina.

En Osaka elegimos el hotel Shin Osaka, que tampoco estaba muy lejos de la estación de tren, aunque había una estación de metro más cerca, sí esa con el nombre más largo que jamás haya oído. Ese hotel no es que estuviera muy cercano a todo lo que queríamos visitar, pero si hay una parada de algún transporte, ya nos servía. Tampoco puedo valorar, como en  Kioto o Tokio, qué tal era, porque apenas estuvimos dos noches, pero ya sirvió para darnos cuenta que nada que ver con ninguno de los dos sitios anteriores. Más grande la habitación que la de Tokio era, pero nada que ver con Kioto. Las camas eran inmensas, como dos de matrimonio juntas, con el detalle del kimono y las zapatillas para descansar. Un lavabo pequeño, pero en el que no hacía falta hacer ningún espectáculo para entrar. Vistas a la calle, sin más, nada espectaculares, pero nada claustrofóbico. Armario tenía y estaba en la entrada, pero apenas deshicimos las maletas, no merecía la pena. En este hotel fue en el que notábamos olor a tabaco, y no éramos nosotros, sino que supimos que en algunas habitaciones se podía  fumar, y en los pasillos olía rancio, a tabaco, suerte que en la habitación no. 

En Hiroshima estuvimos alojados en un Ryokan, exactamente en Ikawa Ryokan que no estaba nada lejos del Parque Memorial de la Paz. Era una zona tranquila, en el que podíamos descansar, a pesar de que tuviéramos que dormir en el suelo, pero queríamos vivir la experiencia de dormir en uno de esos alojamiento s japoneses tradicionales de los que tantos nos habían habladdo. Fue bonita la experiencia, porque lo de estar pisando un tatami y dormir encima de un futón no es algo que suelas hacer. La habitación no era nada del otro mundo, pero el armario era bastante grande, hasta cabías dentro. El lavabo estaba separado del resto de la estancia, todo separado por esas puertas correderas que tanto me gustan y que sirven para aprovechar al mácimo el espacio. La habitación me pareció grande, pero todo después de lo de Tokio me parecía fantástico, y teniendo en cuenta que no había cama, solamnte una epecie de colchón individualk en el suelo, un futón, hacía que por las mañanas cuando nos despertábamos desde el suelo, todo pareciera más grande, sobre todo al llegar y encontrarnos el futón recogido, era una manera más de amortizar el espacio. Pero, todo lo teníamos tirado por el suelo, porque al no haber camas, los enchufes, los móviles, las mochilas, las maletas, todo al alcance de la mano. No cogimos el desayuno, ya que no entraba y era algo carillo, pero no hubiera estado mal probar uno de esos desayunos tradicionales japoneses. Sin embargo, optamos por encontrar un lugar cercano para hacer nuestra primera toma del día. Lo bueno, era la localización, cerca a lo más histórico, la tranquilidad y el transporte, tranvía, cerca para desplazarnos. Además de  poder vivir la experiencia de dormir al estilo tradicional.

En Fukuoka  ya fue otro cantar. Estuvimos en un hotel- apartamento, y aunque fuera solo para una, no valió la pena, ya que para mí fue un engaño, porque ponía que estaba cerca de la estación principal de tren, y lo único que estaba cerca de esa estación era la agencia, en la que te decían adónde tenías que dirigirte. Te daban un clave, y búscate la vida, estaba en la otra punta, suerte que sí que había una parada de metro cercana y gratuita con JRP. Además, de que cada dos pro tres notabas cómo pasaba el shinkansen, de hecho lo podías ver desde el balcón, pasando a toda velocidad. Por muy grande que fuera, no hicimos casi uso de ese apartamento, porque solamente lo habíamos cogido para dormir, e irnos al día siguiente al aeropuerto.
  
Sé que aparte de hoteles, albergues y Ryokan hay muchos más tipos de estancias, como por ejemplo: los famosos hotelsees cápsula, pero no vivimos esa experiencia, porque en la mayotría son individuales, y tienes que compartir baño. Ni me gusta la idea de compartir lavabo, ni la de dormir yo sola, ahí atrapada, sin maleta y si n compañía. No optamos por esa opción por eso mismo. Seguramente hay muchas más opciones y me gustaría saber qué más alojamientos concoéis de Japon y si recomendáis alguno en particular. Nosotros, sin duda de los que estuvimso nos quedamos con el de Kioto, aunque todos tenían algo especial, pero ese se llevó la palma, además de por el trato de la recepcionista, muy maja y sabiendo inglés, algo a destacar en un país en el que casi nadie habla el idioma de Shakespeare.
  
Os recomendamos ir con el alojamiento reservado, de hecho es uno de los requisitos cuando llegas a Japón, tener al menos el primer destino en el que vas a estar, ya que te lo solicitan en la tarjeta que tienes que rellenar al llegar al aeropuerto y pasar por control de inmigración. No sé si conocéis alguno de estos alojamientos que he mencionado, pero espero vuestras recomendaciones.

Ahora os dejo con la recopilación en vídeo de nuestros alojamientos por las diferentes ciudades que visitamos en Japón. Sin cortes. Con fotos y audiodescripción. Dándole un poco de movimiento a las letras.



lunes, 6 de agosto de 2018

Japón y el transporte público


El transporte en Japón

Como es obvio, para ir hasta Japón fuimos en avión. No sé si escogimos la mejor compañía aérea, ni la mejor ruta, pero llegamos al destino que es lo
importante. Hay varias compañías, normalmente con escalas que operan hasta Japón. En nuestro caso fuimos con una compañía rusa llamada aeroflot. Fuimos de Barcelona a Moscú y de Moscú a Tokio. Sé que hay gente ha viajado de forma muy cómoda con Emirates u otras, haciendo escalas en Dubai.  
A pesar de que viajar con Aeroflot no fuera un lujo, nos llevaba hasta el destino que era lo primordial. A pesar de  que, como ya relaté en el post: Nuestro vuelo a Japón, casi perdemos el vuelo y llegamos sin las maletas. Sin embargo, llegamos, por los pelos, fuimos los últimos en hacer el embarque en Rusia, pero lo logramos.  
Panel del aeropuerto: Barcelona - Moscu


        Sea como sea lo importante es llegar. Una vez en Japón, si viajas con el     famoso Japan Rail Pass, verás la comodidad de ir y coger un tren. Aunque no es tan sencillo. Primero tendrás que ir a una de las oficinas de Japan Rail Pass, que podrás encontrar en cualquier estación de tren. Después de enseñar tu preciado Pase y tu pasaporte, será cuando vayas a hacer tu primer trayecto, y cuando quieras que se active. A partir de ese día, comienza la aventura y la cuenta atrás. Desde ese día que entras en las oficinas, o bien también lo puedes activas por máquinas, es cuando ya puedes utilizar el Japan Rail Pass.

PRECIOS DEL JAPAN RAIL PASS
CLASE TURISTA

Días
Adulto
Niño
7
229 €
115 €
14
364 €
182 €
21
466 €
233 €

Aunque estos precios puedan resultar elevados, os aconsejamos que si vuestra intención es visitar más de una ciudad, hagáis el esfuerzo. Recordamos que este pase solamente se puede adquirir fuera del país nipón, así que si tenéis pensado realizar un itinerario, valorar la posibilidad de comprarlo e ir con este pase. Allí no podréis comprarlo, y si vais comprando billetes de tren sin tenerlo, os aseguramos que os saldrá mucho más caro. Una vez lo lleves contigo, en Japón, una vez lo vayas a utilizar, primero tendrás que ir a una oficina, para que te lo activen. A partir de ese día, empezará la cuenta a atrás y las jornadas siguientes ya contarás como días, lo utilices o no. Además, este pase no es apto solamente para el tren, si no que tiene más ventajas: algunas líneas de metro, de ferry y de bus. 
Es un desembolso que no me canso de repetir, pero merece la pena muchísimo. A parte de recordar la importancia de comprarlo en el país de origen, también recordar que siempre lo tenéis que llevar con vosotros, no podéis perderlo bajo ningún concepto, es igual que el pasaporte. Además es nominativo, lleva vuestro nombre y hasta os pueden pedir el pasaporte, así que no podéis revenderlo, ni dejárselo a nadie.
Nuestros pases del Japan Rail Pass


Una vez activado, puedes ir a por tu primer tren, ya que desde el aeropuerto, ya tienes la oportunidad de estrenar el JRP y subirte en uno. Pero, no son trenes cualquiera, son trenes súper cómodos, rápidos, limpios y sin ruido. Creo que recordamos con cariño nuestros viajes en el tren bala, shinkansen, ya que era un momento para descansar, entre una etapa y otra. Los trenes, aunque sean muy largos, nosotros al no reservar, casi siempre no s colocábamos en el andén en la zona para asientos no reservados (coches del 1 al 5) y aprendimos la importancia de hacer cola diligentemente. Veíamos a gente, esperando a que llegase su tren, haciendo fila india en el lugar indicado, y nos poníamos detrás, como si fuéramos de allí mismo de toda la vida, a pesar de no tener ni idea. Mientras hacíamos cola, y a pesar de las pantallas, preferíamos preguntar a los compañeros de fila, y es cuando unos te ignoraban por miedo a no saber explicarse, o simplemente no nos entendían, otros nos señalaban la pantalla y otros que ya dominaban más el inglés nos decían que sí que ese tren iba al destino que queríamos ir , y ellos nos contaban adónde iban. Era un show subir al tren, porque al ir cargados como mulas, Carlos tenía que hacerse cargo de ayudarme a subir y también subir las dos maletas, me tengo que poner en forma o no cargar tanto la maleta.   

Pili en el andén con vías y Shinkasen

En casi todos los sitios que hemos estado había metro, un transporte que suele estar en las grandes ciudades. Y, que, a pesar de estar en una metrópoli como es Tokio, ayudaba mucho a moverse por ahí, siguiendo las líneas. Sin embargo, caminar y encontrar tu línea dentro de según qué estaciones era todo un espectáculo, parecíamos perdidos en unos grandes almacenes, y nunca mejor dicho, ya que aquello no son simplemente estaciones. En las estaciones de metro hay una segunda vida: repleta de gente de aquí para allí, tiendas de todo tipo, restaurantes  y un poquito de todo. Hay estaciones que no solamente cuentan con el servicio de metro, sino que también se puede coger el tren, y eso lía más que otra cosa. Tanta cosa concentrada, puede resultar bastante complicado. Sin embargo, si no es por un sitio, es por el otro, se trata de concentrarse, mirar bien por todas partes, seguir las indicaciones, llegar hasta allí, ver que no es por ahí, dar media vuelta y buscar de nuevo las líneas, y si no preguntar a alguien, cruzar los dedos para que os entienda y seguir sus indicaciones. Aunque sean trabajadores de la estación, el problema es que no saben inglés y cuesta un poquito el tema de la comunicación, pero intentan ayudarte en todo lo posible. 

Aparte de la estación, que como he dicho es un submundo, el metro más bien puede parecer un área de descanso. En más de una ocasión, nos encontramos dentro de uno de esos metros, modernos, limpios y silenciosos, en los que la mayoría de la gente con uniformes (ya fueran colegiales o business man) iban dando cabezadas. Además, de las cabezadas que para ellos no era sorprendente, pero para nosotros sí,  todo el mundo iba con un móvil pegado a su mano. Hoy día ya vemos a todo el mundo con un Smartphone como parte de su cuerpo, todo el mundo o casi todo el mundo va con uno, pero allí era mucho más exagerado. El metro nos resultó muy cómodo y también podíamos hacer uso de él sin necesidad de pagar, gracias al JRP, aunque no en todas las líneas. Además era gracioso, porque se pagaba una cantidad mínima y después al salir y pasar de nuevo la tarjeta, si te habías excedido en el recorrido, tenías que abonar, en la misma máquina de salir el dinero que faltaba. 
Máquina compra tickets metro menú en español


En otras ciudades como en Kioto el metro era otro cantar, y nos resultó más complicado utilizarlo, a pesar de que las estaciones no eran tan inmensas como en Tokio. Sin embargo, estaban indicadas de manera diferente. En Kioto nos dimos cuenta que la gente utilizaba más el autobús, y entendimos el porqué. A la hora de llegar a según qué sitios estaba mejor comunicado todo vía carretera que por tren, o al menso según nuestra experiencia. Creo que es donde más autobuses cogimos.

En Osaka nos pasó como en Tokio, estaba todo mucho mejor comunicado por metro y estaba todo muy bien señalizado. Así que hicimos combinaciones de metro y tren. 
Carlos en la estación de metro


En cambio, en Hiroshima el transporte que más predomina es el tranvía. Ya dije en el post de Hiroshima que estar allí es como estar en un museo ferroviario al aire libre. Todos los tranvías son diferentes, los hay más antiguos, más modernos, más pequeños, encuentras de todo, pero lo importante es saber qué línea coges y que te lleven al destino. En el autobús y en el travía se paga al finalizar tu trayecto, cuando vas a bajar tienes que pagarle al conductor. Deberá ser el mismo precio para todas las rutas, o no lo hicimos bien, nunca lo sabremos. Aunque allí no se estila como en España lo de colarse, porque la gente es muy formal y cumple las normas, pero aquí no sé yo si ese método funcionaría. 

Carlos en Hiroshima con un tranvía detrás


El ferri lo cogimos cuando fuimos de Hiroshima a Miyajima y realmente merece mucho la pena, sobre todo si llevas el JRP, ya que ese trayecto es gratuito. No es un súper barco, es un ferri pequeño, pero que te permite estar dentro o fuera, con sus lavabos, con un bar, y tampoco te dará tiempo a descubrir qué más tiene, ya que el recorrido es muy corto. Nosotros para ir fuimos fuera, para contemplar las vistas, que nos diera la brisa marina y por la emoción. A  la vuelta, fuimos dentro, sentaditos, descansando y resguardados del fesquete que ya empezaba a hacer.

Ferry para ir a la isla de Miyajima


Como veis  en Japón, como en casi todos los países puedes encontrar todo tipo de transporte público, pero se me olvidaba mencionar uno, al que recurrimos con frecuencia por ser algo rápido, cómodo y directo. Para no complicarnos, al ir cargados con maletas, y bajo la lluvia, en muchos destinos, sobre todo recién llegados, recurrimos al taxi. En el taxi, tal y como os dijimos en las recomendaciones, es mejor que llevéis la dirección escrita en kanji, por si las moscas. Mejor que el conductor sepa con certeza adónde queréis ir.  Una vez en marcha, sentados en la parte trasera, te sorprenderá que hay fundas para los asientos de esos como los que haría tu abuela, hechas con ganchillo, una decoración algo anticuada, pero que a ellos les gusta. Además no encontrarás ningún taxista en bermudas, todos van trajeados, como si fueran chóferes de una limusina, algunos incluso llevan guantes y gorra oficial. En muchos taxis se puede pagar con tarjeta de crédito, en otros no, pero realmente no son caros, dependiendo el trayecto, claro- por ejemplo, en Tokio al ser una gran ciudad y al haber más tráfico nos pareció mucho más caro que en otras. Sin embargo, valía la pena la experiencia, por el ahorro de tiempo y la comodidad. Además, al bajar te encontrabas con la sorpresa de, como si fiera el mismísimo coche KIT, se abría la puerta sola, sin que tú tuvieras que accionar ninguna palanca, parecía magia. Y, amablemente, todos los conductores que tuvimos en Japón nos ayudaron a descargar las maletas e incluso a indicarnos hacia donde teníamos que ir. Un encanto los japoneses. 
Lástima que entre la lluvia, lo cargados que íbamos y las prisas no hicieramos ningún vídeo, ni foto, pero queda en nuestro recuerdo. 

Así que, aunque parezcan los mismos transportes que en todas partes, tienen sus peculiaridades. Además, una vez más, y a riego de parecer pesada, recomiendo encarecidamente el Japan Rail Pass, porque te servirá para: metro, bus, ferri y, por supuesto, para la mayoría de rutas en tren. 

¡Buen viaje! ¡Pasajeros al tren!