lunes, 25 de septiembre de 2017

Cediendo la palabra a Kenzie por su 10 cumpleaños



CUMPLEAÑOS DE KENZIE: 10 AÑOS 


  El 18 de septiembre Kenzie, mi perra guía, cumplió 10 años. Una década en esta vida no se cumple cada día. Son más de 3650 días en este mundo, son más de 87.600 horas, y no sigo, porque no son las cifras lo que componen el álbum de los recuerdos, sino que son los momentos. Junto con Kenzie, a pesar de no conocerla cuando ella nació, he vivido muchos instantes, algunos alegres y otros no tantos. Ella me ha dado mucha libertad, seguridad, pero sobre todo un cariño que, sin buscar nada a cambio, te lo da todo y más. Tiene días mejores, otros de rebeldía, pero al fin y al cabo es ella. Ella desde que la conozco tiene mucho carácter y cuando se le mete algo en la cabeza, cuesta mucho sacárselo. Es muy testaruda, como la dueña, es cariñosa, pero sin ser empalagosa y es muy centrada cuando tiene que serlo.

Kenzie de pequeña

Ahora a petición de ella, le cedo este espacio para que deje unas palabras. 

Palabras de Kenzie

Dicen que he cumplido 10 años, pero sinceramente no voy contando los años que voy cumpliendo. Muchos humanos se piensan que tengo 70 años. Cuando le preguntan a Pili cuántos años tengo, enseguida hacen una multiplicación por siete y se asombran, diciendo que entonces es como si tuviera tal edad u otra. No entienden que no todas las razas de perros tenemos la misma edad, y si no, mirad este enlace.  
Realmente me da igual qué edad tengo, solamente sé que me voy haciendo mayor. Hay veces que ya no sigo el ritmo a otros perros tal y cómo me gustaría hacerlo. En otras ocasiones, sí que doy unas carreras tremendas, dignas de mis años de cachorra, pero después si Pili no me da una pastilla a tiempo, todo mi cuerpo se queda entumecido y después mis patas no responden como siempre. A veces tengo muchos dolores de espalda, otras de patas y parece que cojee, por suerte se me pasa y no es algo permanente. Llevo meses que tengo problemas de oído, me pica, me duele, según he escuchado es una otitis provocada por una alergia. Por suerte, aunque no me guste nada ir al veterinario, cuando voy, me ponen un líquido que me alivia bastante y mejora mucho mi calidad auditiva y parece que los dolores desaparecen.  A parte de estos achaques de la edad, no me puedo quejar de nada. Me dan muchos mimos, y solamente tengo que guiar a Pili, que es algo que me enseñaron a hacer casi desde que nací, creo que ir sin arnés es algo raro para mí. Aunque también me lo quitan, en casa estoy sin él, y tengo mis días de fiesta y, por supuesto, mis momentos de diversión en el parque. Cuando llego al puesto de trabajo de Pili, me quita mi uniforme, el arnés, y me quedo casi todo el rato durmiendo en mi cama, así que repongo fuerzas, para cuando tengo que guiarle. Hay veces que se enfada porque voy recogiendo palitos que hay por la calle, pero yo no le digo nada a ella cuando va masticando un caramelo, así que no debería decirme nada. Aunque reconozco que, a veces, es tan fuerte la tentación que me tiro de cabeza a por aquello que me llama la atención, pero es que no lo puedo remediar. Me gusta cuando voy con mis abuelos, los padres de Pili, porque con ellos sí que voy limpiando el suelo y encima le dicen a Pili que me tiene muerta de hambre, no puedo disimular la gracia que me hace y empiezo a mover la cola.
Ahora que dicen que he cumplido una edad tan redonda y significativa, me gustaría lanzar la vista atrás y ver todo lo que me ha ocurrido:
Nací en Estados Unidos, en la escuela Leader Dogs for the Blind. No pude estar mucho tiempo con mi madre, ya que con meses me llevaron con una familia humana. Estuve con Terry Mackay y su familia en una casa cerca del lago Michigan, donde, por cierto, me encantaba darme unos fabulosos baños. Fue genial ser cachorro y corretear en el campo, me llevaban a todas partes, y tenía que ir con un chaleco que me favorecía mucho.  
Más tarde la cosa se complicó, me separaron de la familia que tanto cariño y tantos buenos ratos me habían regalado y tenía que ir a una escuela. Parecía que todo lo bueno se acabase, hasta que en la escuela me encontré con mis hermanos: Molly, Lily y otros. Además me dí cuenta que no todo era seguir las instrucciones absurdas de un humano que era muy severo y me llevaba por las calles, sin dejarme suelta, sin correr y sin que pudiera coger nada del suelo, también había momentos para disfrutar, correr y jugar con otros compañeros. Según decían íbamos a ser futuros perros guías. Yo no sé qué significaba, pero era divertido, porque si seguía las directrices que me marcaban y lo hacía bien, me daban una galleta, una chuche o una caricia, y eso me motivaba cada día a superarme más y más. Fueron pasando los meses y el instructor salía a la calle con algo que le tapaba los ojos, y, entonces es cuando teníamos que trabajar mejor y mejor, porque si no se podía hacer daño. A provechando que no veía intentaba hacer trampas y llevarlo por donde se me antojase, o incluso coger algo de comida que viera en el suelo, pero él enseguida lo sabía y me reñía, así que tuve que mejorar mi comportamiento.  
Los días fueron pasando, hasta que en marzo de 2009 conocí a Pili. Ese día estábamos muy alterados, porque nos iban sacando de las perreras de uno en uno, y a mí tardaron mucho en sacarme, pensé que me quedaría ahí sin nadie.  Por suerte, llegó Ana Williams, quien me había enseñado a ser una buena perra guía, y como de costumbre me llevó a correr, para que gastase energías. Mi sorpresa fue que el camino de vuelta no fue el de cada día, y me dirigió al edificio misterioso, en el que había muchos humanos. Ella se acercó a una puerta, llamó, y en esa habitación, desconocida para mí, estaba un instructor que había visto en ocasiones, una intérprete, quien traducía todo lo que los instructores decían a un idioma desconocido para mí,  y una chica que estaba casi llorando y emocionada por mi presencia, esa resultó ser Pili. Yo nada más quería descansar, pero ya que me ofrecía galletitas, me acerqué a ella. Esa noche, Pili, sin casi conocerme durmió conmigo en la colchoneta que tenía para mí. No me desagradó, pero no entendía el porqué.  Me gustaba estar con Pili, porque no era tan severa, y en más de una ocasión le robé de los bolsillos algún que otro pañuelo, eso me llevó a la fama, y los otros humanos me llamaban: “La pañuelos”. No es que fuera mala, a eso se le llama aprovechar la oportunidad, y si había un pañuelo de papel que sobresalía de un bolsillo, si veía uno en una papelera, o en el suelo era la oportunidad, no era solamente para comérmelo, sino para masticarlo y saborearlo. Los humanos no entienden esa costumbre, que aún rememoro cuando alguna servilleta de algún bar cae cerca de mis patas, pero es algo muy sabroso y me trae muchos recuerdos, me hace sentir como si aún fuera una cachorro, y hay cosas que nunca cambiarán.  
Pili era tan cabezota como yo, pero por no hacerme caso en algún que otro recorrido, algún golpe se llevó y entendió, o al menos eso espero, que a pesar de que tuviera resto visual, no tenía que hacerle caso, que para eso estaba yo. Creo que con los años, lo ha entendido, porque a veces miro para atrás y me ha dado la sensación que va con los ojos cerrados, y eso me encanta, porque demuestra una confianza en mí que me hace sentir muy bien y orgullosa. Además si ella va relajada y no va tensa e insegura, yo también puedo ir tranquila y sin preocupaciones, ya que por la correa se trasmite todo.
Tuvimos suerte y nos graduamos las dos, ella como usuaria de perro guía y yo como su perra guía. Viajamos a España, un país que nunca había estado y en el que hablaban otro idioma, pero el mismo que el de Pili, así que enseguida me fui familiarizando con algunas palabras como: “calle”, “metro”, “mama”, “papa”, “comer”, “agua”, entre otras. Cuando llevaba un año y medio en Barcelona, Pili junto con Carlos tomaron la decisión de cambiar de aires. En octubre de 2010 nos fuimos a Irlanda. En Dublín disfruté mucho, comiendo nieve, corriendo y trotando con hierba de por medio, jugando con otros perros, escuchando mi idioma natal y teniendo un jardín solo para mí. Por supuesto, cabe destacar que en más de una ocasión me bañé en un río pequeño que había, aunque hubiera hielo. Lo que no me gustó tanto de esa época fue que siempre me mojaba, si no era porque nevaba, era porque caía una tormenta y si no un chubasco, pero siempre llovía. Nuestra etapa por Dublín duró un año. Así que a finales de 2011 ya estábamos de vuelta en la ciudad de Pili, Barcelona.  Unos años después, en 2014, Pili y yo nos metimos en otra aventura juntas: viajando por muchos rincones de España, conociendo a mucha gente y realizando actividades peculiares, fuera de nuestra rutina. Íbamos acompañados por un equipo que siempre iban con nosotras y en muchas ocasiones nos hacían repetir una y otra vez las mismas secuencias, tenía que guiar a Pili en un recorrido muy pequeño, volvíamos al punto de origen y decían que lo volveríamos a hacer, yo no entendía nada. Unos meses después salíamos por la tele en un programa que se llamaba “Con mis ojos”.

Los años han ido pasando, a veces con alegría y diversión, y en otras asistiendo a despedidas de seres queridos. Me gusta haber conseguido mi objetivo y ser una perra guía, me gusta estar con quienes estoy y seguir realizando mi función para sentirme realizada y conseguir la recompensa diaria: seguir trabajando lo mejor posible para llevarme mi galletita diaria.
Los años han pasado, lo sé, y parece que después de tantos cambios  que he sufrido durante toda mi vida, la cosa se ha estabilizado. Tengo una familia desde hace años que me quiere, un hogar, una rutina, un sitio donde ir y sobre todo alguien a quien guiar.

Gracias a todos los que de algún modo u otro habéis formado parte de mi vida, es de bien nacidos ser agradecidos. Yo me siento muy agradecida de haber vivido tantas experiencias, pero aún me queda mucha guerra por dar. Así que me da igual que sean 10 años, que sea una cifra redonda, que sean muchos, me da igual, porque aún, a pesar de los achaques, tengo mucho que dar, mucho que aprender y mucho camino por recorrer.  

Os dejo con un vídeo que me han preparado Carlos y Pili para mi cumpleaños. 


viernes, 15 de septiembre de 2017

Nuestro Próximo viaje

A menos de un mes para las vacaciones

Muchos son los que ya regresan de sus vacaciones, otros ya lo hicieron y otros se preparan  para la vuelta al cole. Para nosotros, sin embargo, la rutina hace tiempo que está instalada en nuestro día a día, porque no hemos tenido aún vacaciones. Pero, ahora que todos vuelven a esa rutina de volver a empezar, cuando ya estén todos instalados, nosotros nos iremos. Para irnos de vacaciones, aún faltan unas semanas, pero el tiempo pasa volando. Después de esperar más de un año a que llegasen esas ansiadas vacaciones, ahora ya se empieza a vislumbrar de forma más cercana esos días tan esperados.  Ahora ya no vemos las semanas como una más, sino como una menos, para que llegue nuestro último día y poder desconectar. Es necesario poder salir de la cotidianidad, del madrugar para darlo todo en el trabajo, de que todos los días parezcan iguales aunque no lo sean.

Vacaciones a la vuelta de la esquina y nuestros destinos

Ahora vemos que octubre está más cerca que nunca, que septiembre entre los cinco días laborables y algún que otro día festivo, pasará volando, y entonces será cuando nosotros volaremos. Este año no solamente desconectaremos en nuestras vacaciones, y, precisamente, relajarnos  lo que se dice relajarnos, no es que lo vayamos a hacer mucho. Sin duda, romperemos las normas de la rutina y nos lanzaremos a descubrir una nueva cultura. Iremos a un continente que aún no conocemos, en el que nunca hemos estado. Es hora de que diga  qué destino hemos  elegido este año. Y el destino no es uno, si no dos. Dos países asiáticos. Por un lado iremos a Japón, para visitar algunas de sus principales ciudades, y después iremos a Seúl, Corea del Sur.    




Corea del Sur banderaJapón bandera


Expectantes, ilusionados y planificando

Tenemos muchas  ganas de emprender esta nueva aventura que, aunque sean unos días, ya  es mucho, porque  nos apetece mucho conocer  aquellos países que parecen tan lejanos, con culturas tan diferentes y con un idioma que no es el nuestro. La incertidumbre, los nervios y las ganas están a flor de piel. Ahora, aunque aún quede tiempo, estamos rozando el momento de  iniciar ese viaje, estamos en el momento de los preparativos. Es decir, nosotros ya hace tiempo que tenemos los vuelos, los hoteles, entre otras cosas, pero ahora toca el momento de planificar qué visitar, qué ver y cómo administrar nuestro tiempo para exprimir a lo máximo nuestros días por allí. Esos planes pueden cambiar  por miles de motivos, por circunstancias que no controlemos, por nosotros mismos, o porque sí, pero al menos llevar una idea de qué hacer por allí. Después lo cumplamos o no, ya será otro cantar, que para eso estaremos de vacaciones.   

No sabemos cómo irá, pero de lo que no cabe duda es que estamos expectantes, ilusionados y con ganas de emprender la odisea asiática. No sabemos si el jet lag yendo en contra del reloj y llegando un día después de la salida de nuestro nos afectará, si hará buen tiempo, si nos entenderán- ya que nos dicen que el inglés no lo dominan-, si podremos pagar con tarjeta de crédito, si nos aclararemos con el cambio de moneda, si perderemos algún tren, si nos perderemos, si comeremos bien, si el alojamiento nos gustará, pero todas esas incógnitas se desvelarán en unas semanas, cuando ya estemos pisando las calles del sol naciente.  


Yendo por libre

A nosotros siempre nos ha gustado ir por nuestra cuenta. No nos gustan  los viajes organizados, y sé que  estoy hablando sin un buen juicio, ya que nunca lo hemos probado. Sin embargo, por tal y cómo somos, no nos gusta ir siguiendo a todo el mundo e ir con horarios marcados. En tal caso,  si hay horarios marcados que sean los que nos  ponemos nosotros, o, los que vuelos, trenes u otros transporten  nos imperen. No digo que esté mal ir en grupo, porque seguro que las explicaciones y la organización son magníficas. Pero, nosotros debemos ser más de ecuaciones y nos gusta más resolver las incógnitas por nosotros mismos, si no tenemos que perder, nos perderemos, pasaremos nervios, descubriremos cosas imprevistas, pero serán anécdotas que rellenarán el álbum de los recuerdos de aquel viaje. Tiene mucha más gracia, aunque  también requiere de mucho más tiempo,  el tener que planificar y organizar todo, pero también forma parte del viaje el tener que informarse de todo y empaparte de información. No seremos guías, ni recordaremos todo lo que hayamos leído, pero una vez estemos lo recordaremos  y nos hará mucha más ilusión estar en aquel sitio del que tanta información vimos, que tan poco sabíamos, o algo de lo que ni habíamos escuchado hablar, pero que nos llamará la atención. Deteniéndonos todo el tiempo que queramos en mirar un árbol, una hoja caída, en tomar un café espumoso o ir de compras. Son nuestras vacaciones, nuestro tiempo y nos lo distribuimos como queremos. Sin agobios, con relajación para poder disfrutar de todos los momentos, pero sin dormirnos en los laureles, para cumplir con  nuestros propósitos. Si éstos son muy ambiciosos  y no logramos ver todo lo que queremos, tendremos la excusa perfecta para volver.

El porqué de los destinos y la época para viajar allí

Antes de elegir destino.
A Carlos siempre le ha llamado  la atención Japón, no solamente por el tema de las consolas, ni por el anime, que también, si no porque le gusta la cultura tan diferente a la nuestra. Además a los dos nos gusta mucho su gastronomía, a pesar de que siempre fui un poco reacia a lo de comer pescado crudo, una vez pruebas el sushi te engancha. Aunque no todo es sushi, si no que hay mucho más: algas,  wasabi, soja, fideos, el ramen, mochis, etc…  

A pesar de que él siempre había querido ir, ni siquiera nos lo habíamos planteado, siempre surgía otro destino que se anteponía al de Japón. Sin embargo,  el año pasado ya empezamos a barajar la posibilidad de lanzarnos a la aventura asiática. Y, sin ir más lejos, este año  no celebré el nuevo año comiendo las famosas doce uvas como he hecho todos los años. Este año me atreví con doce guisantes de wasabi. Este aperitivo lo descubrí gracias a unas
Guisantes de wasabi
compañeras de trabajo y me encantó, no para comerlo a puñados, ni cada día, pero para de vez en cuando y alternándolo con otros frutos secos, están muy bien. Cabe decir que no solamente me comí los doce guisantes picantes, sino que  cuando eran  las doce en Canarias, la una en mi ciudad, volví a comer mis tradicionales doce uvas. Sin embargo, el comer los doce guisantes asiáticos, como si de un punto de inflexión se tratase, como si en esos últimos segundos que lo decidí, no solamente decidiera cambiar la rutina, la tradición y lanzarme a por el wasabi, fue algo más. 

Durante el año  lo fuimos hablando, perfeccionando el plan y lanzarnos a  por el viaje. Estuvimos mirando  información, precios y vimos que era asequible, que nos lo podíamos permitir, para ello era necesario hacerlo con tiempo. También deberíamos saber qué época para ir era mejor. Leímos que tanto en primavera como en otoño son las mejores  estaciones para ir, ya que la temperatura acompaña al visitante. En primavera quizás es la mejor temporada para adentrarse en Japón, ya que está la celebración del Hanami, que es la contemplación del florecer de los cerezos. Sin embargo, si queríamos organizarlo con tiempo, y teniendo en cuenta que el tiempo pasa volando, era mejor dejarlo para otoño que, aunque no  vayamos a ver cerezos en flor, sí que podemos ver otro tipo de cosas que nunca hemos visto.   

Este año aunque no fuimos al famoso festival en Japón, sí que fuimos a un festival japonés en Barcelona,  Festival Matsuri, para adentrarnos un poquito más en la cultura y tradiciones del país que vamos a visitar en breve. 

Nuestra ruta

En principio pensamos en hacer solamente Japón, pero tenemos una buena amiga en Corea del Sur, Seúl que ha venido a visitarnos, y si a ella ha hecho un viaje tan largo para vernos es justo que nosotros también lo hiciéramos. Así que viendo que la distancia entre un país y otro no era muy grande, pensamos  en realizar los dos países. No sé si es mucho trote para tan pocos días, pero  ahí radica la aventura de visitar lo máximos posible. Al querer visitar más de una ciudad en Japón, aunque sabemos que Tokyo da para días y días, pensamos en hacer una ruta empezando por el norte, desde Tokyo e ir bajando, bajando y llegar hasta Fukuoka. En Fukuoka teníamos la idea de coger un ferry hasta Busán, una ciudad costera del sur de Corea del Sur. Ese era nuestro plan inicial, pero después descubrimos  que el ferry no era tan buena opción, ya que tardaba más de lo que pensábamos y además era mucho más caro que un vuelo directo a Seúl. Nos dejamos de aventuras marinas y nos dejamos llevar por el aire, comprando los billetes de Fukuoka a Seúl. No sería tanto ajetreo ir directamente, porque si no, tendríamos que ir subiendo desde el sur de Corea al norte hasta llegar a Seúl que es  dónde está nuestra amiga. Aprovecharíamos mucho más los días estando en la capital de Corea del Sur, que estar apenas dos días y volver para casa. 

Nuestra idea es visitar: Tokio, Kioto, Osaka, Hiroshima, Miyahima, Fukuoka y Seúl.  

Corea del Sur y Japón


Si alguien ha estado en alguno de todos estos sitios y quiere dejarnos recomendaciones serán más que bienvenidas. Si habéis estado en Japón o Corea del Sur y nos queréis contar vuestras experiencias, vuestras rutas o cualquier consejo, adelante, tde todo se aprende, y nosotros somos primerizos. He de decir que la web de japonismo nos está ayudando mucho a la  hora de informarnos y de planificar nuestro viaje.


lunes, 11 de septiembre de 2017

10 libros para 10 ciudades


10 Lecturas para Saboreando Libros


En Saboreando Libros estamos organizando una votación, para elegir la próxima lectura en común. Mañana día 11 de septiembre es el último día para dejar vuestras lecturas favoritas. Siempre damos la opción de dar tres puntos: tres puntos para el libro que más te guste, dos para el siguiente y un punto. Además, así hay más emoción, y a pesar de que hay que contar, para saber qué libro es el ganador, hay más intriga y no se sabe hasta el final, porque a veces por un punto puede desequilibrar la balanza. También ha ocurrido en ocasiones que ha habido empate y hay que desempatar, pero eso suele pasar más con el segundo y el tercero. A veces, también, para no marear a la gente con propuestas y votaciones, después con los libros que han quedado en tercera y segunda posición, pueden servir para hacer las siguientes lecturas en común.

En esta ocasión la temática es sobre ciudades, ya que es la vuelta a la rutina, a tu ciudad, la vuelta a casa. Surgieron de un enlace lecturas sobre las 52 ciudades españolas, uno por cada una. Sin embargo, era una lista demasiado amplia como para llevar a cabo una votación de esos. Así que hicimos una preselección y finalmente quedó una lista de 10 lecturas.

A continuación os dejaré la lista con las ciudades, título, autor y reseña de cada libro. Si os gusta alguno y os apetece participar, no dudéis en pasar por Saboreando libros  para dejar vuestros votos. Y si no llegas a tiempo y quieres ver  qué libro ha sido el que más puntos ha conseguido, también, anímate a pasarte y dejar tus comentarios. Es muy entretenido ver las opiniones de cada uno a medida que  vamos leyendo la misma historia. 

10 Libros para 10 ciudades españolas


       1-     Huesca- Donde duermen las aguas de Lorenzo Mediano.
Una joven maestra de Zaragoza llega a Biescas de Obago, un tranquilo y apartado pueblo de los Pirineos. Pero pronto descubrirá que bajo la aparente quietud se esconde una oscura trama. Sin desearlo, se encontrará sumergida en una lucha desesperada por salvar la naturaleza, por salvar su vida, por salvar su amor. La trama de esta novela está basada en hechos reales, aunque se han cambiado algunas circunstancias para preservar la intimidad de los protagonistas y, sobre todo, para no poner sus vidas en peligro. Los topónimos, nombres de personas, de casas y de empresas han sido modificados.

        
       2-     Cantabria- El puerto escondido de María Oruña.
Oliver, un joven londinense con una peculiar situación familiar y una triste
pérdida, hereda una casona colonial, Villa Marina, a pie de playa en el pueblecito costero de Suances, en Cantabria. En las obras de remodelación se descubre en el sótano el cadáver emparedado de un bebé, al que acompaña un objeto que resulta completamente anacrónico. Tras este descubrimiento comienzan a sucederse, de forma vertiginosa, diversos asesinatos en la zona (Suances, Santillana del Mar, Santander, Comillas), que, unidos a los insólitos resultados forenses de los cadáveres, ponen en jaque a la Sección de Investigación de la Guardia Civil y al propio Oliver, que inicia un denso viaje personal y una carrera a contrarreloj para descubrir al asesino. 

      
      3-     Toledo- Lo que encontré bajo el sofá de Eloy Moreno
¿Qué ocurre al mover un sofá? ¿Y al mover una vida? Es posible que en ambos casos encuentres algo parecido: recuerdos que ya esperabas, otros de los que ni te      acordabas y alguno que no hubieras deseado encontrar nunca? de esos que se convierten al instante en secretos.Cuando en enero de 2011 Espasa publicó El bolígrafo de gel verde, los lectores se encontraron con un libro que ya empezaba a triunfar en las redes sociales pero cuyo contenido era un misterio. Dos años después, ya consagrado, su autor, Eloy Moreno, publica su segunda y esperadísima novela. De nuevo, el ?de qué trata? es lo de menos, porque hay historias que no pueden resumirse en unas líneas.

      4-     Valladolid- Memento Mori de César Pérez Gellida
Septiembre de 2010. Aquella mañana de domingo nada le hacía presagiar al inspector de homicidios de Valladolid Ramiro Sancho que acababa de dar comienzo una pesadilla que lo dejaría marcado para el resto de sus días. La investigación del asesinato de una joven ecuatoriana a la que le han mutilado los párpados y cuyo cuerpo han encontrado unos versos amenazantes, ocupa las primeras páginas de esta novela negra narrada con un dinámico y atrevido lenguaje cinematográfico. Sin embargo, el autor nos arrastra por un camino inesperado al describir los hechos desde la perspectiva del propio asesino: un sociópata narcisista influenciado por la música más actual y por las grandes obras de la literatura universal. La evolución frenética de los acontecimientos desemboca en la intervención de uno de los especialistas más reconocidos en el comportamiento de los asesinos en serie. Este complejo triángulo emocional, unido a la intriga que envuelve al siniestro cómplice del asesino, hace que Memento mori se convierta en un profundo thriller de acción con banda sonora que atrapará al lector de principio a fin.

      5-     Guadalajara- El legado del vínculo inglés de Pablo Muñoz
En el año 2010 ¿qué secreto se esconde entre las intrincadas calles de una ciudad medieval? ¿Quién puede ansiar desesperadamente poseerlo? ¿Hasta dónde llegaría alguien para conseguirlo?  Héctor Luján, un hombre de negocios de mediana edad, vuelve tras muchos años a la ciudad medieval de Sigüenza con la intención de recuperar la casa familiar. Al hacerlo, desvelará un ancestral secreto, oculto desde épocas muy lejanas, y despertará a las fuerzas oscuras que lo han codiciado desde la antiguedad. A medida que desentraña el misterio, el protagonista irá cambiando la propia visión del mundo, y la percepción de las relaciones humanas. Su alma se transforma, como en un viaje de descubrimiento interior, que ya no le permitirá volver a ser la misma persona, convirtiéndolo en una persona más sensible, más humilde y más feliz.

       
6-     Soria- La galería de los susurros de Teresa Hernández
Existe un pasillo que no tiene principio ni fin en el que el pasado se confunde. Es un lugar inhóspito habitado por seres extraordinarios que ocultan leyendas; casi ninguna tiene trascendencia, pero todas forman parte de la historia, la que vivimos y la que se vivirá. 

       


     7-     Sevilla- La judía más hermosa de Fernando García Calderón
La historia de Susana de Susón,una judía sevillana en la convulsa España de los Reyes Católicos y en la intrigante Roma de los Borgia Susana de Susón, la más hermosa hembra de la Sevilla del siglo XV, es hija del acaudalado judío converso don Diego. Tan inocente como extravertida, pronto se tropezará con la Inquisición. Saldrá adelante con ingenio y bravura, en una existencia repleta de andanzas que la llevarán desde su ciudad natal hasta la Roma finales de siglo, la del pontificado de Alejandro VI, el poderoso papa Borgia. En La judía más hermosa, Fernando García Calderón se apropia de una de las leyendas hispalenses más populares para dar vida a un personaje que escapa del oscurantismo y sumisiones del Medievo para ganarse, por derecho, el dominio de sus propios actos. Susana de Susón, la Susona cuyo recuerdo impregna el barrio sevillano de la Santa Cruz, es el Renacimiento hecho mujer. Fernando García Calderón nació en Sevilla en 1959. Estudió Ingeniería de Caminos y actualmente reside en Madrid. Es autor de decenas de relatos que han sido reconocidos en los más prestigiosos certámenes del género, y ha publicado hasta ahora dos volúmenes de cuentos: El mal de tu ausencia (2000) y Sedimentos en un pantano (2005). Con su primera novela El vuelo de los halcones en la noche (1997), ganó el premio Félix Urabayen, y El hombre más perseguido (Algaida, 1999) obtuvo el premio Ateneo de Valladolid. Con posterioridad ha publicado las novelas Lo que sé de ti (2002) y La noticia (Algaida, 2006).

       8-     Albacete- Bajo la fría luz de octubre de Eloy Cebrián
Maruja era muy pequeña cuando murió su abuela María, aunque ella sigue viéndola en su habitación contándole lo que va sucediendo. Tenía 7 años cuando echaron al rey para instaurar la República, lo que alegró a su padre, un hombre idealista muy interesado por la política. A medida que la situación política se iba deteriorando aparecieron señales del derrumbe que se avecinaba. La abuela se fue apagando y un día les dice a Maruja que ya se acerca. Y así es, la guerra estalla. Premio Jaén de Narrativa Infantil y Juvenil. 

        9-     Asturias- El ladrón de hortensias de Jesús González Fernández
En el hall de un pequeño hotel parisino, Fermín Abarca, veintitantos, y Sira Beauvoir, apenas quince, sucumben a un amor irremediable en el preciso instante en que sus miradas se tropiezan. Casi cuarenta años más tarde él se queda sin habla, sumiéndose en una mudez desconcertante que se prolonga durante casi un lustro. ¿Desamor?, ¿enfermedad?, ¿tedio?, ¿venganza?, estas y otras preguntas atormentan el alma de Sira hasta que una tarde bulliciosa de nieves descubre unos ojos desconocidos que la observan, y que terminarán abocándola a un enamoramiento no deseado. El ladrón de hortensias es una historia de amor, desamor, deseo, venganza y otras pasiones de gentes normales. Ambientada a mediados del siglo XX en París y Oviedo, a la que el autor llama Antigua, es una novela costumbrista, con pinceladas de humor y de realismo mágico, que evoca la vida de la época en una capital provinciana. Junto a sus dos personajes principales brillan con luz propia la abuela infinita, un ser centenario y medio demente que en la segunda parte del relato narra en primera persona sus recuerdos, y Ángela, la única hija del matrimonio, que es quien se encarga de desvelar en la parte final los enigmas últimos de la historia. Ambas confieren a la narración un atractivo al que el lector no puede escapar.

       10-  Ourense- El desorden que dejas de Carlos Montero

La novela premiada es un intenso thriller psicológico protagonizado y relatado
en primera persona por Raquel, una joven profesora de literatura en horas bajas que acepta una suplencia en un instituto de Novariz, el pueblo de donde, casualmente, procede su marido.
En su primer día de trabajo, la joven se entera de que Elvira, su predecesora, se ha suicidado y al finalizar las clases encuentra en su bolso una nota que dice: «¿Y tú cuánto vas a tardar en matarte?».
Decidida, Raquel intentará averiguar quién está detrás de esa amenaza, e inevitablemente se empezará a obsesionar con la antigua profesora.
¿Qué le ocurrió? ¿Qué la llevó a la depresión si los alumnos la adoraban? ¿Realmente se suicidó o alguien acabó con su vida? ¿Se está repitiendo el mismo patrón con ella? Y sobre todo, ¿por qué de repente algunos indicios apuntan al marido de Raquel?
Una novela que arranca como una historia de acoso a una profesora para convertirse enseguida en un thriller perverso y apasionante. Una disección de la debilidad humana. De la culpa. De la fragilidad de las relaciones. Y de las mentiras y secretos sobre las que montamos nuestras vidas sin calibrar ni ser conscientes de las consecuencias.