A menos de un mes para las vacaciones
Muchos son los que ya regresan de sus vacaciones, otros ya
lo hicieron y otros se preparan para la vuelta al cole. Para nosotros,
sin embargo, la rutina hace tiempo que está instalada en nuestro día a día,
porque no hemos tenido aún vacaciones. Pero, ahora que todos vuelven a esa
rutina de volver a empezar, cuando ya estén todos instalados, nosotros nos
iremos. Para irnos de vacaciones, aún faltan unas semanas, pero el tiempo pasa
volando. Después de esperar más de un año a que llegasen esas ansiadas
vacaciones, ahora ya se empieza a vislumbrar de forma más cercana esos días tan
esperados. Ahora ya no vemos las semanas como una más, sino como una menos,
para que llegue nuestro último día y poder desconectar. Es necesario poder
salir de la cotidianidad, del madrugar para darlo todo en el trabajo, de que
todos los días parezcan iguales aunque no lo sean.
Vacaciones a la vuelta de la esquina y nuestros
destinos
Ahora vemos que octubre está más cerca que nunca, que
septiembre entre los cinco días laborables y algún que otro día festivo, pasará
volando, y entonces será cuando nosotros volaremos. Este año no solamente
desconectaremos en nuestras vacaciones, y, precisamente, relajarnos lo
que se dice relajarnos, no es que lo vayamos a hacer mucho. Sin duda, romperemos
las normas de la rutina y nos lanzaremos a descubrir una nueva cultura. Iremos
a un continente que aún no conocemos, en el que nunca hemos estado. Es hora de
que diga qué destino hemos elegido este año. Y el destino no es
uno, si no dos. Dos países asiáticos. Por un lado iremos a Japón, para visitar algunas de sus principales ciudades, y después iremos
a Seúl, Corea del Sur.
Expectantes, ilusionados y planificando
Tenemos muchas ganas de emprender esta nueva aventura
que, aunque sean unos días, ya es mucho, porque nos apetece mucho
conocer aquellos países que parecen tan lejanos, con culturas tan
diferentes y con un idioma que no es el nuestro. La incertidumbre, los nervios
y las ganas están a flor de piel. Ahora, aunque aún quede tiempo, estamos
rozando el momento de iniciar ese viaje, estamos en el momento de los
preparativos. Es decir, nosotros ya hace tiempo que tenemos los vuelos, los
hoteles, entre otras cosas, pero ahora toca el momento de planificar qué visitar,
qué ver y cómo administrar nuestro tiempo para exprimir a lo máximo nuestros
días por allí. Esos planes pueden cambiar por miles de motivos, por
circunstancias que no controlemos, por nosotros mismos, o porque sí, pero al
menos llevar una idea de qué hacer por allí. Después lo cumplamos o no, ya será
otro cantar, que para eso estaremos de vacaciones.
No sabemos cómo irá, pero de lo que no cabe duda es que
estamos expectantes, ilusionados y con ganas de emprender la odisea asiática.
No sabemos si el jet lag yendo en contra del reloj y llegando un día después de
la salida de nuestro nos afectará, si hará buen tiempo, si nos entenderán- ya
que nos dicen que el inglés no lo dominan-, si podremos pagar con tarjeta de
crédito, si nos aclararemos con el cambio de moneda, si perderemos algún tren,
si nos perderemos, si comeremos bien, si el alojamiento nos gustará, pero todas
esas incógnitas se desvelarán en unas semanas, cuando ya estemos pisando las
calles del sol naciente.
Yendo por libre
A nosotros siempre nos ha gustado ir por nuestra cuenta. No
nos gustan los viajes organizados, y sé que estoy hablando sin un
buen juicio, ya que nunca lo hemos probado. Sin embargo, por tal y cómo somos,
no nos gusta ir siguiendo a todo el mundo e ir con horarios marcados. En tal
caso, si hay horarios marcados que sean los que nos ponemos nosotros, o, los que vuelos, trenes u
otros transporten nos imperen. No digo
que esté mal ir en grupo, porque seguro que las explicaciones y la organización
son magníficas. Pero, nosotros debemos ser más de ecuaciones y nos gusta más
resolver las incógnitas por nosotros mismos, si no tenemos que perder, nos
perderemos, pasaremos nervios, descubriremos cosas imprevistas, pero serán
anécdotas que rellenarán el álbum de los recuerdos de aquel viaje. Tiene mucha
más gracia, aunque también requiere de mucho más tiempo, el tener
que planificar y organizar todo, pero también forma parte del viaje el tener
que informarse de todo y empaparte de información. No seremos guías, ni
recordaremos todo lo que hayamos leído, pero una vez estemos lo
recordaremos y nos hará mucha más ilusión estar en aquel sitio del que
tanta información vimos, que tan poco sabíamos, o algo de lo que ni habíamos
escuchado hablar, pero que nos llamará la atención. Deteniéndonos todo el
tiempo que queramos en mirar un árbol, una hoja caída, en tomar un café
espumoso o ir de compras. Son nuestras vacaciones, nuestro tiempo y nos lo
distribuimos como queremos. Sin agobios, con relajación para poder disfrutar de
todos los momentos, pero sin dormirnos en los laureles, para cumplir con
nuestros propósitos. Si éstos son muy ambiciosos y no logramos ver todo
lo que queremos, tendremos la excusa perfecta para volver.
El porqué de los destinos y la época para viajar allí
Antes de elegir destino.
A Carlos siempre le ha llamado la atención Japón, no
solamente por el tema de las consolas, ni por el anime, que también, si no
porque le gusta la cultura tan diferente a la nuestra. Además a los dos nos
gusta mucho su gastronomía, a pesar de que siempre fui un poco reacia a lo de
comer pescado crudo, una vez pruebas el sushi te engancha. Aunque no todo es
sushi, si no que hay mucho más: algas, wasabi, soja, fideos, el ramen, mochis, etc…
A pesar de que él siempre había querido ir, ni siquiera nos lo habíamos planteado, siempre surgía otro destino que se anteponía al de
Japón. Sin embargo, el año pasado ya
empezamos a barajar la posibilidad de lanzarnos a la aventura asiática. Y, sin
ir más lejos, este año no celebré el nuevo año comiendo las famosas doce
uvas como he hecho todos los años. Este año me atreví con doce guisantes de
wasabi. Este aperitivo lo descubrí gracias a unas
compañeras de trabajo y me
encantó, no para comerlo a puñados, ni cada día, pero para de vez en cuando y
alternándolo con otros frutos secos, están muy bien. Cabe decir que no
solamente me comí los doce guisantes picantes, sino que cuando eran
las doce en Canarias, la una en mi ciudad, volví a comer mis tradicionales doce
uvas. Sin embargo, el comer los doce guisantes asiáticos, como si de un punto
de inflexión se tratase, como si en esos últimos segundos que lo decidí, no solamente
decidiera cambiar la rutina, la tradición y lanzarme a por el wasabi, fue algo
más.
Durante el año lo fuimos hablando, perfeccionando el
plan y lanzarnos a por el viaje. Estuvimos mirando información,
precios y vimos que era asequible, que nos lo podíamos permitir, para ello era
necesario hacerlo con tiempo. También deberíamos saber qué época para ir era
mejor. Leímos que tanto en primavera como en otoño son las mejores
estaciones para ir, ya que la temperatura acompaña al visitante. En primavera
quizás es la mejor temporada para adentrarse en Japón, ya que está la
celebración del Hanami, que es la contemplación del florecer de los cerezos.
Sin embargo, si queríamos organizarlo con tiempo, y teniendo en cuenta que el
tiempo pasa volando, era mejor dejarlo para otoño que, aunque no vayamos
a ver cerezos en flor, sí que podemos ver otro tipo de cosas que nunca hemos
visto.
Este año aunque no fuimos al famoso festival en Japón, sí
que fuimos a un festival japonés en Barcelona, Festival Matsuri,
para adentrarnos un poquito más en la cultura y tradiciones del país que vamos
a visitar en breve.
Nuestra ruta
En principio pensamos en hacer solamente Japón, pero tenemos
una buena amiga en Corea del Sur, Seúl que ha venido a visitarnos, y si a ella
ha hecho un viaje tan largo para vernos es justo que nosotros también lo
hiciéramos. Así que viendo que la distancia entre un país y otro no era muy
grande, pensamos en realizar los dos países. No sé si es mucho trote para
tan pocos días, pero ahí radica la aventura de visitar lo máximos
posible. Al querer visitar más de una ciudad en Japón, aunque sabemos que Tokyo
da para días y días, pensamos en hacer una ruta empezando por el norte, desde
Tokyo e ir bajando, bajando y llegar hasta Fukuoka. En Fukuoka teníamos la idea
de coger un ferry hasta Busán, una ciudad costera del sur de Corea del Sur. Ese
era nuestro plan inicial, pero después descubrimos que el ferry no era
tan buena opción, ya que tardaba más de lo que pensábamos y además era mucho
más caro que un vuelo directo a Seúl. Nos dejamos de aventuras marinas y nos
dejamos llevar por el aire, comprando los billetes de Fukuoka a Seúl. No sería
tanto ajetreo ir directamente, porque si no, tendríamos que ir subiendo desde
el sur de Corea al norte hasta llegar a Seúl que es dónde está nuestra
amiga. Aprovecharíamos mucho más los días estando en la capital de Corea del
Sur, que estar apenas dos días y volver para casa.
Nuestra idea es visitar: Tokio, Kioto, Osaka, Hiroshima,
Miyahima, Fukuoka y Seúl.
Si alguien ha estado en alguno de todos estos sitios
y quiere dejarnos recomendaciones serán más que bienvenidas. Si habéis estado
en Japón o Corea del Sur y nos queréis contar vuestras experiencias, vuestras
rutas o cualquier consejo, adelante, tde todo se aprende, y nosotros somos
primerizos. He de decir que la web de japonismo nos está ayudando mucho a
la hora de informarnos y de planificar nuestro viaje.
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