6 meses conociendo a la princesa
Como siempre digo el tiempo pasa volando, y ya hace seis
meses que conozco a mi princesa Leia. Recuerdo ese día, en el que me la
presentaron, como si fuera ayer, y es que tampoco hace tanto tiempo… cuando mi
instructor Kevin, Tamara la traductora llamaron a mi puerta de la habitación y
entraron acompañados de una preciosa, pequeña y negrita peluda llamada
Leia.
Me encantó saber que el nombre era fácil, aunque a pesar de
que sea corto y que se llame como una de las protagonistas de la mítica
película de La Guerra de las Galaxias, he encontrado que aún hay gente
que no se queda con el nombre. He escuchado que le llaman:
“Laia”, “Alella”, entre otros nombres, a pesar de que es un nombre fácil. Pero
yo no me salvo, no sé cuántas veces al día le llego a llamar Kenzie, pero es la
costumbre han sido diez años yendo a todas partes con Kenzie y ahora cuesta
cambiar el chip. Además en casa es un cachondeo, porque cuando llamo a una
viene la otra, así que ellas tampoco me lo ponen fácil, suerte que es
fácil distinguirlas, primero por el tamaño, por el tacto, por el color y por el
ritmo a la hora de acudir.
Sin embargo, aunque Leia sea un nombre corto, bonito y
fácil, parece que la joven peluda haya sido bautizada con otro alias, ya
que cuando digo: “Princess” acude con más rapidez y reacciona más al
sobrenombre de Princesa que a Leia. Así que como nos estamos conociendo y
a veces, es más “Lazy” (perezosa) que otra cosa, pues no viene a la primera y
me da tiempo de ir probando con Leia, princess, a ver a qué nombre acude, pero
parece que hasta que no le digo “come here” (ven aquí() no viene, y a pesar de
ello viene, pero como a regañadientes, como diciendo, para qué me haces
levantarme con lo a gusto que estaba dando yo la siesta.
Y, es que aparte de estar dándome cuenta que a veces
reacciona más a “Princess” más que a “Leia”. También sé que es una
perezosa de mucho cuidado. Y es que uno de sus placeres es dormir, no se cansa,
hasta algunas personas me llegan a preguntar si luego por la noche duerme sin
problemas, y la verdad es que sí. Incluso, no desaprovecha la oportunidad
de tumbarse siempre que puede, por ejemplo: tenemos que esperar a que llegue el
ascensor, y puede que llegue en un par de segundos o veinte, nunca se sabe,
pero ella por si hay que esperar mucho, prefiere esperar tumbada, para no
gastar energía.
Otra de las curiosidades que me está regalando conocer a la
peluda, es que cuando se tumba no se hace una bolita, y eso que ella es
una manchita negra, de lo pequeña que llega a ser, pero cuando se tumba y no
está durmiendo se llega a estirar tanto, que llego a temer que le pisen, y a
ella le da igual. Se convierte en un chicle estirándose lo máximo posible,
como diciendo: “mirad, mirad, lo flexible que llego a ser, y eso que no
voy a clases de yoga”. Pero cuando duerme sí que es una bolita pequeñita, se
enrosca y parece un gatito. Y, hablando de un lindo gatito, creo que Leia
tiene complejo de gato, y no solo porque se enrosque y lo parezca, sino que es
muy silenciosa, parece que no esté, llegando a ser una ninja, sino
que le encanta subirse en las piernas y que le acaricies. Esto ya me lo
había hecho en la escuela en Rochester cuando estaba yo sentada en el suelo a
su lado, enseguida que veía unas piernas, allá que iba para subirse y estar más
cómoda, pero mi sorpresa fue ver que estando en Barcelona y estando yo en
una silla o en el sofá venía, se acercaba, te abraza como si fuera un niño y
enseguida salta con las patas traseras, para colocarse encima de ti, y cómo le
voy a decir que eso no se puede hacer, cuando se me cae la baba cada vez
que lo hace, es como un lindo gatito que quiere mimos y no puedo decirle que
no. Me cuesta mucho que baje, porque aunque le diga que se baje, ya que me
tengo que levantar o lo que sea, ella se hace la remolona, se hace la dormida y
no hace caso, y si lo hace, lo hace muy poco a poco, como con mucha pereza y
haciéndose la remolona.
En cuanto a su tono de voz, no puedo decir nada, porque
haciendo referencia su estilo ninja, no se le escucha ladrar, ningún día en
estos seis meses la he escuchado, y no es que sea muda, porque a veces
durmiendo sí que soñando ha empezado a dar pequeños ladridos, pero casi
imperceptibles, soniditos de esos que hacen cuando dan sus siestas, como si
fueran balbuceos.
Me sorprende lo buena que llega a ser, por ejemplo, el otro
día mientras tendía la ropa, se me cayó una pinza, y mientras la buscaba por el
suelo, ella vino y me la dio con su boca, así que es una asistenta de
primera. Son detalles que tengo que agradecer al educador, ya que
ya escribió en el diario que me redactó que podía recoger lo que hubiera
en el suelo mientras se lo pidiera.
Y, ahora vamos al tema de guiar. He notado diferencia entre
Kenzie y ella, ya que ésta no es tan basurillas, seguramente al ser labrador
retriever también lo sea, pero disimula mejor, no se tira de cabeza a por algo,
a Leia le gusta más olisquear sin cesar. Además al pesar mucho
menos que Kenzie voy más ligera y las correcciones son más sutiles, primero
porque no hacen tanta falta y segundo porque no pesa nada. Siempre ha
guiado muy bien no se suele despistar con facilidad, pero de un tiempo a esta
parte, parece que se está volviendo un poco rebelde, así que tendré que
trabajar la disciplina, para que no pierda la concentración. Suele ser muy
obediente, pero es cierto que cuando pasa algún perro se distrae, algunas veces
no es culpa ssuya, sino del dueño del perro que lo lleva suelto y hace que Leia
se distraiga.
Yo intento confiar al máximo en ella, y eso conlleva que a veces no sé si me guía bien o no, es decir: puede que yo le diga que vaya recto, pero a veces la línea recta veo como se va deformando y nos vamos más para la izquierda, y entonces no sé si esa línea ya no es recta, porque ella me está esquivando algo o porque está rebelde y no me hace caso. Últimamente es porque está un poco desconcentrada y sé que lo hace para despistarme, pero cuando sucede esos hacemos un tiempo muerto, nos recolocamos, recalculamos ruta y volvemos. En parte es normal que no guíe al 100% porque se está adaptando a una nueva ciudad, nuevos hábitos, me está conociendo y no es una máquina, así que tendrá sus días: unos días mejor y otros no tanto. Pero me encanta ver con qué ganas se pone el arnés, y es que cuando se lo acerco, ella se aproxima y baja la cabeza como si le estuviera poniendo una medalla, y entonces quisiera dar lo mejor de sí, para complacerme. Ahora a la jubilada de Kenzie si por un casual le acerco el arnés, retira la cabeza, como diciendo: “¿Qué haces?” y es que ella ya sabe que lo de guiar pasó a un segundo plano, de hecho hasta se deja guiar por la nueva peluda. Y es que en alguna ocasión que he tenido que ir con las dos, Leia nos ha guiado como una campeona a las dos: la princesa delante, yo agarrada al arnés y Kenzie con la correa detrás, la verdad es que es un show, pero ni la jubilada intenta adelantar, ni Leia se molesta por guiarnos- creo que más bien se siente orgullosa de poder ayudarnos-.
Yo intento confiar al máximo en ella, y eso conlleva que a veces no sé si me guía bien o no, es decir: puede que yo le diga que vaya recto, pero a veces la línea recta veo como se va deformando y nos vamos más para la izquierda, y entonces no sé si esa línea ya no es recta, porque ella me está esquivando algo o porque está rebelde y no me hace caso. Últimamente es porque está un poco desconcentrada y sé que lo hace para despistarme, pero cuando sucede esos hacemos un tiempo muerto, nos recolocamos, recalculamos ruta y volvemos. En parte es normal que no guíe al 100% porque se está adaptando a una nueva ciudad, nuevos hábitos, me está conociendo y no es una máquina, así que tendrá sus días: unos días mejor y otros no tanto. Pero me encanta ver con qué ganas se pone el arnés, y es que cuando se lo acerco, ella se aproxima y baja la cabeza como si le estuviera poniendo una medalla, y entonces quisiera dar lo mejor de sí, para complacerme. Ahora a la jubilada de Kenzie si por un casual le acerco el arnés, retira la cabeza, como diciendo: “¿Qué haces?” y es que ella ya sabe que lo de guiar pasó a un segundo plano, de hecho hasta se deja guiar por la nueva peluda. Y es que en alguna ocasión que he tenido que ir con las dos, Leia nos ha guiado como una campeona a las dos: la princesa delante, yo agarrada al arnés y Kenzie con la correa detrás, la verdad es que es un show, pero ni la jubilada intenta adelantar, ni Leia se molesta por guiarnos- creo que más bien se siente orgullosa de poder ayudarnos-.
En general, este semestre está siendo muy óptimo. Nos vamos
conociendo un poco más cada día, ella va sabiendo de mi falta de puntualidad y
cómo tenemos que ir más rápido para llegar a tiempo a los sitios. Vamos creando
vínculo (ganando confianza una en la otra) algo básico para que todo funcione y
gracias a su llegada no solamente mis rutas están volviendo a tener sentido,
sino que la jubilada está rejuveneciendo haciendo fiestas cada vez que ve a la
jovencita, jugando todo lo que antes no jugaba.
Así que estoy muy contenta con la llegada de la Princesa
Leia es la fuerza que me acompaña a todas partes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, no olvides indicar tu nombre.