Despidiendo el 2018
Y ya estamos en el último día del año, un 2018 que ha
significado mucho para mí, y que casi que con un chasquido de dedos se esfuma. De
lo que no cabe duda es que ha pasado muy rápido, aunque realmente esto hace
tiempo que me sucede, no es como cuando era pequeña que parecía que no
llegaba nunca el verano, ni las Navidades, ahora pasan los meses demasiado
rápido. Casi sin tiempo para saborearlo.
Esta es una de las entradas más complicadas del año…
En
primer lugar, y a modo de empezar a enfrentarme a nuevos retos, estoy
escribiendo este post sin mi gran ayuda visual: mi magnificador, Zoomtext.
Estoy escribiendo a ciegas literalmente, tan solo con el sintetizador de voz:
jaws. Sé que este paso lo debería haber dado hace bastante tiempo, pero en ocasiones he
explicado que al tener resto visual me gusta utilizarlo, y a pesar de que
utilice mucha ampliación y pueda parecer que maree la pantalla estoy muy
acostumbrada a utilizarlo, sin embargo: es hora de dejar las cuatro ruedas de
la bici y empezar a ir solamente con dos ruedas… este símil es parecido a lo
que me ocurre delante del ordenador, ya que aunque tenga el software
magnificador, en muchas ocasiones tengo que tener el soporte de la voz también.
Ahora estoy sin ver la pantalla, simplemente con el soporte de audio que me
ofrece el software del sintetizador: Jaws.
Pero, a parte de contaros cómo estoy redactando delante del
ordenador y empezar con un reto… también es una entrada complicada porque toca
hacer balance del año que ya se despide,. Y, a pesar de que este 2018 me deja
muchas cosas buenas, también es época de darme cuenta que el tiempo pasa
demasiado rápido (de hecho aún tengo post pendientes, que ya tendrán que ser
para el nuevo año).
La verdad es que dada la edad que tengo y sin niños en casa,
la fecha de las navidades que más me gusta es la de hoy, el 31 de diciembre,
una fecha como otra cualquiera, pero final e inicio de etapa y hora de hacer
recuento de lo bueno y malo del año.
Y es que este año no solamente me he casado, con todo lo que
conlleva (decisión, preparativos, búsquedas, papeleo, invitaciones, nervios y
emoción) también se ha jubilado mi fiel peluda Kenzie, mi perra guía. Por tanto
han sido hechos que me han marcado mucho, porque en poco tiempo he sufrido
muchos cambios, y no significan para nada que hayan sido malos, simplemente han
sido transiciones. Decisiones que cuestan tomar, pero que hay que hacerlas en
algún momento de la vida.
Empezaremos por el principio…
Durante el primer trimestre del 2018 Carlos y yo nos
comenzamos a informar sobre qué pasos debíamos seguir para legalizar nuestra
relación, así que fuimos al Registro Civil y nos dijeron toda la documentación
que debíamos presentar. También nos informamos sobre qué diferencias había
entre pareja de hecho y matrimonio, y a pesar de que eso depende la Comunidad Autónoma,
más valía ya que iniciábamos papeleo, hacerlo bien para que constase en todas
partes que éramos una pareja a todos los efectos legales. A todo esto no se lo
dijimos a nadie, ni familia, ni amigos, ni conocidos. No era un secreto, pero
simplemente no teníamos nada que decir aún.
Durante el segundo trimestre nos pasamos todos los
fines de semana visitando lugares en el que poder celebrar ceremonia civil del
enlace: masías, hoteles, casas rurales, restaurantes, y a todo ello íbamos
haciendo un Excel con el presupuesto de cada sitio. No solamente era importante
que nos gustase, si no que tampoco nos arruinásemos. Porque sí, ya habíamos
decidido casarnos y todo se iba encaminando, y ya sabíamos que no lo queríamos
hacer yendo al registro, firmando y ya, lo veíamos algo frío, así que pensamos
que lo mejor era estar rodeados de los nuestros en un día tan especial para
nosotros. Así que tocaba ponerse manos a la obra, no solamente con el papeleo
que ya se sabe que las cosas de Palacio van despacio… pero nos dimos cuenta
enseguida que muchos de los sitios a los que íbamos para consultar precios,
disponibilidad y demás, y a estaban todos reservados. No entendíamos cómo era
posible, ya que si la gente no sabe qué fecha le van a dar en el registro o en
la iglesia, cómo se atrevía a reservar fecha? Pues era así. En mayo ya nos
dieron la documentación final del expediente, por tanto ya podíamos elegir
fecha, teniendo en cuenta que nadie lo sabía, que necesitábamos organizar y que
a pesar de que habíamos visitado muchos lugares con encanto nos habíamos
decidido, pero ya era hora. Decidimos el Hotel Bruc, sobre todo por la
confianza y profesionalidad de la organizadora, que sin que supiéramos a
ciencia cierta que iba a ser nuestro sitio escogido, enseguida estuvo dispuesta
a ayudarnos y nos facilitó contacto de un juez de paz, quien podría venir a
desplazarse el día del evento al hotel, además de proporcionarnos proveedores
de fotografía, maquillaje, etc… además las vistas eran preciosas con la montaña
de Montserrat al fondo y teniendo la posibilidad e tener habitación (algo ideal
para cambiarse el mismo día in situ, para que Kenzdie pudiera evadirse de tanto
jaleo y por si algún invitado quería quedarse)
Así que ya teníamos juez de paz y lugar donde celebrar el
evento, sin paripe, todo real… ahora faltaba comunicarlo a todos los nuestros.
Como es normal empezamos por nuestros padres, quien se quedaron sorprendidos.
Normal a estas alturas ya nadie se lo imagina, pero por eso mismo nos gustaba
la idea. Después los amigos. Y más adelante, tocaba decírselo a los invitados,
así que preparamos un vídeo invitación, para que fuera personal y más directo y
rápido y accesible que una carta de papel. Las enviamos por la aplicación de
mensajería instantánea: Whatsapp, la cual cosa nos facilitó mucho la tarea,
porque fue de efecto inmediato. Sorpresas, ilusión y emoción entre las personas
que lo recibieron, creo que algo de incredulidad ante la sorpresa también hubo.
Pero ya teníamos algo avanzado. A todo esto no he dicho que la fecha que
elegimos fue el 20 de octubre, así que teníamos unos meses por delante para
concluir, o más bien empezar todos los preparativos. Esa fecha fue
elegida, porque necesitábamos margen, además la mayoría de fechas en
verano estaban sin disponibilidad, pero siendo realistas tampoco nos hubiera
dado tiempo de preparar todo, y octubre es un mes que es muy significativo para
nosotros, porque es nuestro mes y justo este año en octubre cumplíamos 15
años juntos. La fecha nos la ofreció el hotel, y nos gustó porque es un
número redondo y no era ni muy a principio ni a finales. Nos jugábamos que
hiciera mal tiempo, frío y demás, pero ante la climatología no se puede luchar
y no nos íbamos a guiar por ello. Era nuestro año y queríamos que fuera durante
este 2018.
El tercer trimestre ya empezaba a notar los nervios,
porque todo el mundo me preguntaba por el vestido, y yo no es que no lo tuviera,
si no que no tenía ni idea, así que fue momento de ponerse manos a la
obra. No sé cuántos vestidos llegué a probarme… pero no daba con el vestido
ideal. Finalmente lo encontré, me sentía cómoda y me parecía precioso. Sumado a los preparativos de la boda se juntó que Kenzie iba a cumplir
11 años en septiembre, y en una de las revisiones al veterinario me comentó que
debía plantearme jubilarla. Realmente no sé si me lo dijo él o lo comenté,
porque uno de mis mayores temores a la hora de jubilarla, no es solo caminar yo
sola sin ella, si no que al tener artrosis y no hacer el ejercicio habitual
empeorase, pero me dijo el veterinario que no tenía por qué, pero que ella ya
no estaba para muchos trotes y que me tenía que ir haciendo a la idea.
Así que mi nivel de nervios llegó a unos extremos
insoportables, con estados de ánimo alterados, pensar que no llegaba a tiempo, sentirme mal por
la peluda y tener mil cosas por hacer y no encontrar tiempo para dedicarme a
ello… Todo ello repercutió en quedarme si uñas, caída de pelo y perder unos cuantos kilitos.
Este trimestre fue clave, ya que después de ver que tras la
lluvia Kenzie y sus articulaciones lo pasaban muy mal, era momento de iniciar
papeleo para jubilarla. A todo esto llegó el cumpleaños de Kenzie, aunque no lo
pudimos celebrar cómo se merecía, ya que teníamos mil cosas en la cabeza, pero al
menos lo paso con nosotros y más de una chuche se llevó.
Cuarto trimestre- meses clave-
Llegó el momento de la jubilación oficial de mi perra guía,
Kenzie. En mi puesto de trabajo mucha gente al enterarse vino a despedirse de
la peluda y saber más sobre su futura vida, ya les comenté que ella se
quedaba conmigo, en casa con nosotros.
Después vino la boda, tanto preparativo, para que después de
la tormenta saliese el sol y todo saliera de maravilla. Un día estupendo que
pasó en un abrir y cerrar de ojos.
Un par de días después del evento nos fuimos de Luna de
miel un viaje muy largo a un continente que no conocíamos y a una isla
paradisíaca: Isla Mauricio. El post lo dejo para el 2019 para seguir saboreando
ese destino con vosotros.
Sin embargo, si os digo la verdad, después de una semana de
vuelta a la realidad, con el trabajo y sin la peluda, yo ya olvidé lo vivido y
quedó como algo lejano, como en una nevulosa, pero es necesario volver a la
realidad, aunque a veces hay épocas que es más cruda que otras, y ésta sin duda
lo está siendo, porque después de tantos nervios, tanto vivido y ahora seguir
volviendo a tu puesto de trabajo sin tu gran fiel peluda de cuatro patas, pues
es muy complicado como ya conté en la entrada anterior.
Además de que a nivel profesional también ha habido cambios,
compañeros que progresan y cambian de departamento. La cual cosa me alegra por
ellos, pero hay épocas que no son las más idóneas, mucho trabajo, tener que
formar y a todo esto el vínculo que diariamente se forma con los compañeros es
único tanto a nivel profesional como personal, pero hay que aceptar los cambios
tal y como vienen, porque hay veces que no se eligen y cuando no está en tu
mano el poder de la elección, más vale conformarse con lo que tienes, que no es
poco.
Punto y seguido para el 2019
Pero a todos estos cambios no hay que ponerle un punto, ya
que iniciaré el nuevo año: 2019 con un nuevo capítulo. Un viaje en búsqueda de
otro fiel compañero de caminos, otro peludo. Así que tendremos nuevo miembro en
la familia, y me entra en la incertidumbre de saber cómo se llevará Kenzie con
su nuevo hermanito/a. espero y deseo que bien, pero ese miedo de no saber
qué peludo me tocará, de no saber ni cómo se llama, ni de qué color, ni
qué raza, ni qué edad, ni cómo se portará, ni qué carácter tendrá,.,..todo eso
me asusta, me da miedo no saber cómo se llevarán, cómo lo haremos con dos
peludos en casa, ni cómo será la fase de adaptación. Todo son incógnitas sin
resolver, pero no son ecuaciones, todo se podrá resolver, pero la mejor formula
para resolverlas es el tiempo que todo lo desvela.
No sé cómo habrá sido vuestro 2018 si lo habréis vivido con
tantos cambios, emociones, tempestades o con rayos de Sol, pero haya sido como
haya sido quedaros con lo bueno, que en 365 días que tiene un año, seguro que
hay mucho que te pueda dibujar una sonrisa. Además de lo malo también se
aprende…aunque no se puedan cambiar las cosas, es lo vivido y todo queda en el
recuerdo. Ahora toca empezar un nuevo año, con ilusión, con retos, con fuerza y
con valentía para enfrentarnos a todo lo que venga. Feliz 2019!
Todos los sueños se pueden cumplir, costarán más, costarán
menos, pero poco a poco el tiempo será el gran filósofo que sabrá resolver
todas tus preocupaciones. Sin embargo, todo dependerá de cómo lo quieras plantear
tú. Déjate llevar, y verás qué nos depara el futuro, pero no dejes de sonreír,
abrazar y vivir los momentos.
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