AMPLIANDO LA FAMILIA: PINGU EN CASA
Desde finales de 2013 tenemos con nosotros a Rufi, una ninfa
que ya os presenté en la entrada titulada: Presentación
del nuevo miembro de la familia. Notábamos que se sentía sola, ya que como
afortunadamente estamos los dos fuera de casa trabajando, pues no estamos mucho
con él. Por supuesto, cuando estamos le soltamos y le dejamos que vuele para
que ejercite sus alas, pero no es lo mismo, ya que estaba mucho tiempo solito
en casa.
Así que desde hace unos meses pensamos en la idea de que
viniera a casa un compañero, sí, otra ninfa, para que estuviera más acompañada.
Rufi es una lutina y en la tienda nos dijeron que era macho, pero al poco
descubrimos que era hembra, por su comportamiento: siempre iba con Carlos, más
que conmigo, no imitaba ningún sonido, y de vez en cuando hacía un ruido muy
particular, que me dijeron que lo hacen cuando está en celo, definitivamente es
una hembra. Antes de coger a una ninfa, pensábamos hacerle un análisis de
plumas, para salir de dudas, no es nada caro, pero al final entre unas cosas y
otras lo dejamos de lado.
Queríamos cogerle un macho, nuestra idea no es criar, pero
ya que Rufi salió hembra, pues así teníamos la parejita, y, oye, si se gustan,
pues mejor que mejor. Creo que no pasaría nada porque fueran del mismo sexo,
pero sabemos que los macho sí que pueden reproducir algún sonido, imitar, silbar,
e incluso pueden hablar. Nuestra idea no es que hable como un loro, ya que
sería complicado, pero no imposible, Sin embargo, nos hace gracia cuando
nuestro Pingu que lo tenemos ya desde hace una semana, empieza a hacer algún
silbidito por su cuenta, sin que se lo hayamos enseñado.
Después de meditar mucho tener una pareja ninfa, empezamos a
mirar anuncios por internet, queríamos que fuera papillero, criado a mano, no
queríamos otro de tienda que te aseguran que es un sexo y después es otro. Así
que nos pusimos en marcha a escribir a gente que ofrecía ninfas papilleras,
había bastantes anuncios, pero algunos los querían dar teniendo muy poquito
tiempo, entonces tendríamos que empapillarlos nosotros, y como que no. No
teníamos tiempo para darle la papilla y nos daba miedo tener una criatura tan
pequeña, ya que dar papilla puede resultar fácil, pero sin ver como es mi caso,
es más complicado, sin saber la cantidad exacta, sin saber si le introduzco
bien la jeringa, con el miedo de hacerlo mal, con el miedo de que se le meta
aire y se le llene el buche de aire, algo que puede ser mortal. Me daba mucho
miedo vivir esa situación, no solamente porque no vea, porque recursos podría
haber encontrado, pero más que nada nos
preocupaba la falta de tiempo por motivos laborales, no estar a las horas de la
toma puede ser un problema.
Así que estuve hablando con alguna gente que ofrecía ninfas,
pero, como digo, en muchos casos las vendían muy bebés, en otros muy grandes,
no encontrábamos término medio. Finamente había un criado de Daga
Exotic , Armando, que nos dijo que si la queríamos empapillada nos costaría
un poco más por la manutención de la papilla y el criado. Seguimos mirando e
informándonos por otros sitios, sin dejar de estar en contacto con Armando, ya
que me decía que había nacido en Enero y aún le quedaba para comer por sí solo.
Tenía dos, un ancestral y un perlado, los dos con el tiempo al ser macho y al ser
hermanos serían finalmente iguales.
Fuimos a verlos y nuestra idea cambió, pensábamos coger el
ancestral, porque nos parecía más bonito, a pesar de que daba igual, porque
terminarían siendo iguales. Pero, al verlos allí, seguí el consejo del criador
que me decía que era muy espabilado el perlado, ya que empezaba a comer por sí
solo, mientras que el ancestral que era cinco días más pequeño aún no, pero no
lo decía solamente por el tema de la comida, lo decía, porque había empezado a
volar muy pronto por imitación al ver a su hermano mayor, otro ancestral que
era unos días más mayor y que el criado ya tenía apalabrado. El perlado enseguida
se dio cuenta Carlos que era más espabilado, porque en cuenta le ponías la mano
iba a subirse, y no paraba de un lado para otro, mientras que el ancestral que
era quien a primera vista nos había llamado la atención, no sabía comer por sí
mismo, no volaba, y casi no se movía de lo tranquilo que era. También hay que tener
en cuenta que era más pequeño. Entre Carlos y el criador me convencieron, ya
que vieron la actitud de cada uno.
Decidido y apalabrado el perlado ya era nuestro, el criador nos avisaría
cuando le dejase de dar papilla y lo viera al 100% para comer por sí mismo.
Esa semana decidimos comprar una jaula más grande para los
dos, no sabíamos qué modelo comprar. Nos dijeron que redondeadas no, eso ya lo
sabíamos porque resulta que las jaulas redondeadas estresan a los pájaros,
también teníamos que tener en cuenta que fuera más ancha que alta, porque para
las ninfas les va mejor, y también nos teníamos que fijar en los barrotes que
fueran horizontales y verticales, para que puedan trepar. Fuimos a una tienda,
nos enseñó la que tenía, que no es que fueran muchas, pero eran pequeñas para
dos ninfas. Después, creo que hasta la dependienta se dio cuenta y nos enseñó
más a través de un catálogo, aunque no es lo mismo verlo de forma física
que por un folleto. Nos apuntó precios y
que si nos interesaba le llamásemos, porque tardaba unos días en tenerla. Me
estuve asesorando por un grupo de Facebook: Ninfas, Carolinas,
Psitácidas, donde me asesoraron sobre el tipo de jaula y qué modelo tenían
cada uno de ellos. También descubrí que por pertenecer al grupo en algunas web
nos hacían descuento, pero justamente la jaula que nos gustó la Ninfa Deluxe. No estaba
en ninguna de esas web con descuento. Tampoco nos pareció muy cara, y nos gustó
mucho que se pudiera abrir por arriba, el seguro de los comederos, que tuviera
tres, que fueran de acero inoxidable, y que tuviera ruedas para trasportarla de
un sitio a otro. Sobre todo lo que más nos llamó la atención fue lo grande y
amplia que parecía, buena mansión para nuestras ninfas, para ponerles juguetes
y demás.
Después de que hiciera una semana de haber visto y decidido
nuestra ninfa, el criado que me iba informando por whatsapp nos dijo que ya
estaba preparada, que ya comía por sí mismo, que estaba muy bien, de hecho nos
iba enviando fotos casi todos los días, y nos comentaba lo mucho que le gusta
estar suelta, volando y posándose en las personas. Cabe decir que el criador se
portó muy bien con nosotros, dejándonos ir antes a verlas, decidir, contarnos,
enviarnos fotos, y hacer el análisis de sexaje para asegurar que fuera macho, a
pesar de que él me lo aseguraba casi al cien por cien, pero después de que nos
dijeran una cosa en la tienda, ya no me fiaba de nadie, y prefería el análisis
de ADN que lo asegura más que nada, además cuando son tan pequeños es
complicado saberlo, porque las plumas cambias. De hecho al nuestro se le caerán
las perlas a los siete meses.
Cuando fuimos a buscarlo, estaba emocionada, fuimos con la
jaula de Rufi, ya que este ya estaba en su nueva mansión, a pesar de que al
principio el cambio no le gustó mucho, se ha ido acostumbrado y ahora le
encanta su nueva jaula. Fue un poco drama ir a buscar a Pingu, ya que estaba
casi toda la familia, y la madre del criado se había enamorado de él, y no es
para menos, porque es muy cariñoso. El criador nos dijo que no suele hacer este
tipo de trato, porque después cuesta desprenderse de ellos, ya que ha estado todos los días
dándole papilla, cuidándolo, sacándolo y hablándole para que se acostumbrase y
fuera más dócil. La verdad es que agradezco mucho el trato que le han dado, el
favor que nos hicieron criándole hasta que pudo comer por sí mismo, y el cariño
que le han dado. De hecho yo sigo enviándole
fotos e informándole, porque creo que se lo merece.
Se supone que cuando viene otra ave a casa tiene que hacer
la cuarentena, apartada de la otra ave, para que no haya contagios y ver que
las dos aves están sanas y no haya peligro de contaminación. Nuestra idea era
hacer la cuarentena, aunque 40 días me parecía exagerado, más que nada porque
el nuevo miembro se iba a sentir extraño, triste y apartado. Así que, a pesar
de que lo pusimos en otra habitación, alejado del comedor, que es donde está
Rufi, cada día pasábamos un rato con él, lo sacábamos y estábamos con Pingu,
para que se fuera acostumbrando a nosotros.
Después lo cambiamos de habitación, a la nuestra, cuando nos íbamos a
trabajar lo dejábamos ahí en la jaula, para que le diera luz solar. A finales de esta semana, ya lo hemos puesto
en el comedor, para que vea luz solar, para que nos vea y escuche a Rufi y lo
vea mientras nosotros no estamos. Lo hemos sacado y es muy divertido ver que va
a la jaula de Rufi, que si los soltamos a la vez, el pequeño Pingu no para de
seguir a Rufi, mientras Rufi le ignora pro completo, ahí se nota el carácter de
cada uno. Todavía no nos hemos atrevido
a ponerlos juntos en la misma jaula, queremos que el pequeño esté más fuerte y deje
de ser torpe trepando por los barrotes, pero estamos contentos por vemos que se
llevan bien. No me preocupa haber roto la cuarentena, porque tampoco era una
cuarentena como tal, ya que estaba en la jaula de Rufi, que por mucho que la
limpiamos a conciencia es donde ha estado tres años, además en la habitación
donde estaba al principio también habían estado a veces Rufi, y en la nuestra
también, es que de hecho no había ningún sitio donde no hubiera estado antes
Rufi, así que es lo mismo que esté ahora en el comedor. De hecho todavía no están
jaula con jaula, uno está en una punta y otro en otra, y no los veo mal, no los
veo enfermo, los veo muy juguetones y no paran de comer. Eso es bueno.
Os dejo una foto de Pingu, ya veréis lo guapo que es,
además de ser muy cariñoso y juguetón. Ya os iré contando cómo se llevan y
cuando nos atrevamos a ponerlos en la misma jaula, ya os diré qué tal.
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