jueves, 24 de septiembre de 2020

Cumpleaños de Kenzie y Leia

Felicidades a mis incondicionales peludas





Recientemente mis peludas han cumplido años. Mi yin yang se va haciendo grande, van ganando experiencia y van conociéndonos más

Este año salido como de una novela de Stephen King está siendo raro y terrorífico para todos. Las peludas también han sufrido sus consecuencias. Ellas a su manera también lo han pasado mal con el confinamiento. Sacándoles de su rutina. Viéndonos con angustia y sin poder hacer nada. Ellas que son parte de la familia, se han contagiado de nuestros nervios, nuestra incertidumbre y nuestro miedo. Ellas, a pesar de todo, han estado apoyándonos: moviendo la cola, dándonos más mimos de lo habitual, trayéndonos peluches y pelotas para distraernos, y siendo nuestras mantas donde abrigarnos y calmar nuestra ansiedad. Ellas han estado a nuestro lado en aquellas noches de vigía. Vigilando que estuviésemos, intentando que durmiéramos, lamiéndonos esas lágrimas que caían. Ellas han estado a la altura sin que nadie se lo pidiese, sin recibir recompensas ni aplausos de más. Ellas, sobre todo Kenzie, han notado que faltaba alguien en casa. Se olían que la cosa no iba bien, lo buscan. No entienden qué ha pasado. Nosotros tampoco. Mi padre, quien se atrevía a sacar a las dos a la vez y después me enviaba el informe de lo que habían hecho, ya no podrá sacarlas más. A él cada vez que las veía se le dibujaba una sonrisa, le hacía ilusión verlas porque enseguida iban a saludarle. Ellas no pudieron verlo en el hospital. Nosotras tampoco, excepto cuando íbamos a despedirlo. En aquellas ocasiones ellas nos abrazaban y nos daban ánimos: se quedaban solas en casa, esperando a que apareciésemos. Seguro que esperando a que viniéramos de nuevo con él. No pudo ser.


Si siempre les he agradecido que estuvieran a mi lado, que me guiasen y me dieran la autonomía que necesitaba; ahora si cabe estoy mucho más orgullosa y más agradecida de tenerlas junto a mí. Son parte de mí. Son quien de verdad me conocen, más que guías, más que peludas; son mis ángeles protectores, mis guardianas.

El pasado 6 de agosto Leia cumplió 3 años. Ya se nota que está más alta, más ancha, en definitiva: ha dado un estirón. Aunque sigue teniendo alma de cachorra.
Se hace grande, está más alta, más robusta y más adulta. Y, el viernes día 18 de septiembre su hermana, Kenzie, cumplió 13 años. Ya se ha convertido en una yaya, pero parece que haya rejuvenecido gracias con la llegada de Leia.

Gracias a su apoyo incondicional, estos meses tan difíciles los hemos podido ir sobrellevando.

Ahora están más, por mí y por mi madre, sin alejarse de nosotras. Saben que las necesitamos más que nunca y ellas no dudan en ser nuestra sombra, agasajándonos con movimientos incesantes de cola, mostrándonos su cariño y haciendo monerías para evitar que caigamos en pensamientos que ahogan.

Ellas son nuestra salvación. Siempre lo han sido, pero no puedo estar más orgullosa de tenerlas y de que estén a mi lado. No son simples perras, no son perra guía, son mucho más que familia. Se podría decir que son una prolongación de mí, ella saben, con un sexto sentido lo que ocurre, a veces hasta me atrevería a decir que saben lo que pensamos y saben transformar nuestras emociones.

En el mes de agosto cuando Leia cumplió 3 años quisimos que fuera un día especial para ellas. No lo estábamos pasando bien, pero se merecían que fuera un día especial, fuera de casa. Tuvo sus regalos. Juguetes con los que se distrae, como un peluche que le ha cogido cariño. También fuimos a un parque, donde se desfogó a lo lindo corriendo con otros peludos.

En cambio, el cumpleaños de Kenzie no ha sido tan especial, aunque se lo merezca, incluso más. Pero, la vuelta a la “nueva normalidad”  y la climatología no ayudó. Muchas personas la felicitaron, aunque ella se quedase igual. Tendrá su momento para disfrutar corriendo, porque a pesar de sus años y de la artrosis aún tiene arrebatos de correr.

Los años pasan para todos, para ellas también. Es un regalo tenerlas a mi lado. Gracias a las casualidades de la vida me tocó conocerlas y con Kenzie ya son casi doce años a su lado, conociéndonos  día a día. Y Leia, aunque tenga otro carácter y lleve menos tiempo con nosotros también es cariñosa y va siendo una más de la familia.


Orgullosa de tenerlas. No tan solo por facilitarme la vida en mi autonomía, porque, como he dicho, son mucho más. Son amores incondicionales.


Leia y kenzie mirando a camara


1 comentario:

  1. Cómo me gusta leerte, Pili. Con tanta dulzura siempre y verdad. Tus angelitos, tus guardianas, tus tesoros! No podían tener mejor persona como mamá. Felicidades por los cumples y por el amor compartido. Un fuerte abrazo, guapiña.

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