Como siempre dejamos todo para el último momento, y aún estamos con los
preparativos. Estamos preparando la maleta. Nos vamos una semanita de
vacaciones. Este año no son vacaciones merecidas, porque llevamos unos cuantos
meses, desde que vinimos, sin hacer nada. Sí, buscando trabajo, pero estamos,
desafortunadamente, en vacaciones continuas. Aunque, a parte de estar en
búsqueda activa de empleo, también hemos aprovechado para ampliar nuestro
conocimiento, o bien, hacer cosas para no pensar tanto en la desastrosa
situación del país.
Carlos desde hace unos meses se apuntó al gimnasio, le mantiene activo y se
pone en forma. Ya que Irlanda, la Guinness y los malos hábitos, nos pasó factura en nuestro estado físico. Yo,
por el contrario, aparte de realizar un curso de Telemarketing que duró un mes,
me apunté a un voluntariado. El voluntariado consistía en dar clases de
alfabetización de español a mujeres marroquíes y pakistaníes. Fue muy
interesante, estuve durante dos meses yendo dos días por semana. No sé si
aprendieron mucho, pero algo seguro que sí, yo también aprendí mucho junto a
ellas y gané seguridad a la hora de dar clases. No estaba sola en esa clase
estábamos tres voluntarias. Una se encargaba de los niños, los hijos de las
alumnas, otra daba clase como yo y nos distribuíamos el grupo. A veces, venían
muchas y casi no dábamos abasto y otras solamente venían tres. Fuera como fuese
intentábamos hacerlo lo mejor posible, aunque costase coordinar el grupo por el
descontrol en cuanto a la asistencia y al desnivel del grupo. Unas iban muy
adelantadas y si dábamos cosas que ya sabían se llegaban a aburrir y es fácil
que se pusieran a hablar en su idioma, pero otras no era capaces ni de
responder un “¿Cómo estás?” y entonces tenía que seguir otro proceso de
aprendizaje. Yo me encargaba de las que tenían un nivel más básico, ya que
necesitaban una atención más personalizada, por lo tanto en un reducido grupo
hacíamos conversación.
A parte de haberme dedicado al voluntariado no he hecho gran cosa más.
Bueno, sí, dejo de lado algo muy importante: el Braille. A finales de mayo me
reencontré con el Braille, yendo a clases. Ya lo había dado cuando empecé a utilizar
el sono-Braille, pero claro es muy distinto saber escribirlo que leerlo. Hay
mucha gente que no lo entiende. Pero para escribirlo con alguna máquina,
solamente necesitas saberte el orden de los puntos y teclear. Sin embargo, para
leer esos puntitos tienes que estimular el tacto. Empezamos desde el principio,
como se hace en todo, por el alfabeto. Primero unas cuantas letras, por
separado y después ya se juntaban para formar palabras y más tarde vinieron las
frases. Se me hacía y se me hace muy complicado distinguir según que letras
cuando están en una palabra, se me juntan los puntitos de una letra con los de
la otra, y si la otra frase no está a doble espacio casi también se intercalan
con los de la primera frase. No es fácil, pero ningún proceso de aprendizaje lo
es. Se trata de practicar. Nos han quedado en el tintero, ya que las clases han
terminado por vacaciones de verano, los símbolos y acentos. Pero en un libro,
el que me dio para que fuera practicando, están todas las letras y símbolos.
Así que, después de mi viaje seguiré con el Braille. La combinación de seis
puntos. ¡Qué artista este Louis Braille! Tenía muy agudizado el ingenio
para crear este sistema que no solamente ayuda a los sordos, sino que sobre
todo les sirve a los sordo-ciegos. Ya que los ciegos aún tenemos muchos
sintetizadores de voz que nos hacen la vida tecnológica más fácil, pero ellos
no pueden recurrir a ese sistema, así que, ellos más que nadie se apoyan en el
sistema Braille.
Cambiando y cerrando de tema y cerrando la entrada de hoy. Esta tarde nos
vamos a Ibiza. Nos vamos durante una semanita a esa maravillosa isla blanca de
donde es una buena amiga. ¿Recordáis cuando estábamos en Dublín? En Diciembre
recibimos nuestra primera visita y fue la visita de los ibicencos: Cris y Dani.
Pues a ellos son los que vamos a ver dentro de unas horitas. Tengo muchas ganas
de verlos. Tengo muchas ganas de despegar para allí. Lo malo, entre comillas,
es que Kenzie no viajará con nosotros. Hemos creído adecuado dejarla en buena
compañía, con mis padres. Ella, como cualquier animal, lo pasa muy mal con el
calor y si vamos a la playa, aunque pueda estar por ser perro guía, no
creo que sea buena idea que esté pasado calor, si salimos de fiesta
tampoco vendrá. Básicamente iremos a la playa- espero que nos haga buen tiempo-
y no quiero que lo pase mal. Me da mucha penita, porque nunca he estado más de
un día sin ella, pero sé que estará bien. A veces, aunque a mí me gustaría que
estuviera con nosotros, hay que pensar en el amical y si tengo con quien pueda
quedarse, pues mejor que mejor. Eso sí antes de coger el viaje tuve que
comentarlo a mis padres, porque sé que es una responsabilidad grande, tener que
sacarla y estar por ella. No es como el gato que es más independiente, los
perros requieren más atenciones. Pero, se comprometieron a cuidarla y sacarla,
así que sé que lo harán, por ese lado puedo estar bien tranquila. Me hace
gracia y me enternezco, porque ahora al verme que estamos liados con la maleta,
nos mira y nos sigue de un lado para otro y como si se lo oliese está más
mimosa de lo que lo está habitualmente, antes me ha cogido y me ha empezado a
dar unos lametones en la cara que casi me deja sin ella. Se queda extrañada,
aunque ya se lo he explicado…
A la vuelta contaré cómo ha ido el viaje y el recibimiento de Kenzie.
Buenas vacaciones a quien las tenga y a quien no que disfrute del verano todo
lo que pueda.
¡Hasta prontito!
Por cierto, aprovecho- desde está plataforma- para felicitar a mi tío JAIME
que HOY (3 de julio) es su cumpleaños! Espero que pase un buen día! J
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